Karma

¿Un cristianismo revolucionario?

Feliz Navidad cristiana sin portal de Belén, sin misa del gallo, sin villancicos y sin  banquetes con animales muertos en su plato. Ya se dijo que el cristianismo era revolucionario y no era cómodo, así que las Iglesias lo han traicionado. Lo revolucionario es el amor, la paz y la armonía y Cristo es un ejemplo perfecto, por eso celebramos su nacimiento donde nacen el amor la paz y la armonía: en el corazón. Esta es la Navidad cristiana.

¿UN VISIONARIO LLAMADO JESÁšS, O EL CRISTIANISMO REAL?

Junto a los Diez Mandamientos, El Sermón de la Montaña es la pieza clave del cristianismo, pero la Iglesia lo considera un texto impracticable, como si fuese el sueño de un “visionario llamado Jesús de Nazaret”, del que cínicamente esta religión externalizada y pagana toma el nombre de  “cristiana” como “marca eclesiástica” para vivir del cuento y  sin trabajar. Y es que las Iglesias que se llaman cristianas son desde hace siglos  las principales impulsoras indirectas del ateísmo y las peores enemigas de Cristo, que- al contrario que hace el clero-  siempre estuvo del lado del pueblo y de los pobres. Pero afortunadamente para la humanidad, sigue existiendo el cristianismo originario. Viene explicándose en Alemania desde hace más de treinta años, recuperado al fín a través de las enseñanzas directas recibidas por Gabriele  Wittek expuestas en más de un centenar  de libros  y transmitidas a diario por radio y TV (www.alternativartv.com)

El cristianismo es espiritualmente revolucionario, pero observando  cómo piensan viven y actúan desde hace casi dos mil años los llamados “cristianos de iglesia” es imposible hallar rastro alguno de revolución espiritual, sino de todo lo contrario: de involución doctrinal, pues ¿en qué Iglesia de las tantas que proliferan con el nombre de “cristianas” podemos hallar al Cristo revolucionario de los orígenes, que predicó el amor a los animales y el respeto a sus vidas? ¿En cuál de esas Iglesias farisaicas se habla de la igualdad de todos como hermanos sin superiores ni inferiores, sin pobres para que existan ricos y sin intermediarios sacerdotes para relacionarse con Dios? Todas las jerarquías religiosas viven como príncipes  y de espaldas al pueblo, pero se arrogan el derecho a hablarle de moral y de buenas costumbres y con eso pretenden tapar sus posturas anticristianas.

UN CRISTIANISMO LIBRE

A diferencia de estos fariseos y  de la espiritualidad orientalista (Vedas, Budismo, taoísmo, Zen, etc.) el cristianismo de los orígenes es una enseñanza espiritual acorde al modo de pensar de Occidente, donde no por casualidad hemos encarnado los de aquí. A través de innumerables enseñanzas se ha dado a conocer el verdadero alcance de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña, señalados como base de la evolución de la conciencia, y que trata de unir  cabeza con corazón y conocimientos con acciones, sin necesidad de intermediarios curas, ni de jerarquías, iglesias de piedra, ritos, dogmas o tradiciones. Es, pues, un cristianismo libre y sin templos, donde cada uno puede relacionarse con Dios como Padre común según su conciencia.

Esta renovada espiritualidad está creciendo en todo el mundo superando prejuicios culturales heredados del pasado, y el acoso de los políticos conservadores alemanes azuzados por el clero católico y protestante que temen verse desenmascarados como usurpadores del cristianismo y perder  su clientela ( y de paso las cuantiosas sumas que ambas Iglesias del Sistema  reciben del Gobierno alemán).

Así es como las Iglesias se han erigido como obstáculos para impedir la existencia de una Sociedad de la Paz, la justicia, la hermandad, la igualdad y la Unidad, que es la Sociedad del Porvenir. En ella no tienen cabida las Iglesias.

Hasta ahora, el falso cristianismo ha tenido éxito y por ello  una gran parte de responsabilidad en  este deterioro mundial que se viene anunciando desde siempre con el nombre de Apocalipsis. Por no haber sabido reconocer la verdad y dar la vuelta a tiempo, ahora estamos inmersos en un proceso de regeneración del Planeta  cuyas consecuencias estamos comenzando a sufrir a causa de nuestras acciones como especie agresiva contra todas las formas de vida, incluida la nuestra. Y, como enseña el cristianismo originario, por la ley de Causa y efecto cada uno tendrá que recoger la cosecha de su propia siembra, ya sea en esta existencia o en otra posterior, pues como energías que somos, no conocemos la muerte, sino el abandono de nuestros cuerpos materiales corruptibles  como toda materia antes de empezar otro ciclo vital, otra nueva oportunidad para continuar nuestra evolución. Esta es la enseñanza cristiana de la reencarnación  que las Iglesias se niegan a incluir en sus enseñanzas.

Si los lectores tienen interés en ampliar estos temas, les propongo una mirada al enlace de la web mencionada  más arriba y otra a una obra de otro autor alemán: Karlheinz Deschner que puede buscarse en Internet y lleva por título nada menos que “Historia criminal del cristianismo”.

El mundo espiritual no se acaba, pero espero que el capitalismo y  sus Iglesias sí, y cuanto antes. Es mi deseo al felicitaros estas fiestas.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.