Cerca de los márgenes de ríos, arroyos estacionales y embalses, el helecho Marsilea batardae, también llamado trébol de cuatro hojas, lucha por sobrevivir. Su hábitat se fragmenta en la Península Ibérica, y además muchas veces se considera mala hierba. En la Comunidad Valenciana, esta planta endémica ya se ha extinguido, y en el resto de la Península se teme por su desaparición total.
Poco o nada conocido, este helecho de afortunada forma no corre la misma suerte que otro tipo de tréboles. Es una planta acuática que vive en los márgenes de los cursos de río donde el agua se ralentiza, o en zonas encharcadas de poca profundidad. Pero de nada sirve conocer su hábitat si ya es difícil, por no decir imposible, encontrarla.
Las poblaciones de Marsilea batardae quedan reducidas a “aquellas áreas donde se ha procedido de manera sistemática a la destrucción de su hábitat natural. En la zona Este del país la presión antrópica ha sido mayor y más temprana”, explica a SINC Elena Estrelles, investigadora en el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia.
En algunas zonas de la Comunidad Valenciana donde se localizó a la especie como en los arrozales, la planta se considera ya extinta. “Se consideró mala hierba de cultivo, y se sometió a tratamientos químicos de manera reiterada hasta su completa erradicación”, informa Estrelles.
En 2006, el trébol de cuatro hojas entró en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como especie ‘en peligro de extinción’. Ya extinguida en algunas áreas de la península, Marsilea batardae sobrevive sobre todo en Extremadura, Andalucía, Castilla-La-Mancha y Portugal.
Sobrevivir a pesar de todo
La acción de los seres humanos está ligada a la desaparición de esta planta perenne y colonizadora. En medios naturales, esta planta se encuentra en proporciones muy bajas debido a las obras hidráulicas y a la agricultura extensiva, como sucede en las comarcas de La Serena y las Vegas del Guadiana (Badajoz).
Según Estrelles, “la transformación de cultivos y la sustitución de los métodos de agricultura tradicional a una agricultura extensiva conlleva un cambio drástico en el uso del agua y en el uso masivo de pesticidas lo que afecta a Marsilea batardae”. Á‰ste es el caso de las poblaciones de El Andévalo (Huelva), cuya supervivencia peligra por la puesta en cultivo de nuevas tierras.
Además de la actividad humana, como el embalsado, encauzamiento y desvío del curso natural de los ríos que perjudican a la planta, las causas naturales entran también en juego. “La desaparición de su hábitat natural se debe también a largos periodos climáticos secos en los que charcas, arroyos o pequeños riachuelos se secan”, añade la científica.
En Portugal, donde fue descubierta por primera vez en 1983, en concreto en Beira Baixa, la construcción e inundación del embalse de Alqueva, en el Alentejo portugués, ha acabado con buena parte de las poblaciones portuguesas y del margen español del río Guadiana.
Rebrotar los tréboles acuáticos
A pesar de la desafortunada trayectoria de Marsilea batardae, existen planes de recuperación en algunas comunidades autónomas, medidas de conservación in situ en las áreas naturales, y el mantenimiento de reservas o translocación de poblaciones condenadas a desaparecer.
Para asegurar la conservación de la biodiversidad genética de las poblaciones naturales a largo plazo, existen “acciones de conservación ex situ, como la inclusión de esporocarpos (cuerpo de fructificación) u otro material reproductivo en Bancos de Germoplasma”, comenta Estrelles.
Sin embargo, surgen dos problemas: “La escasez de sistemas de control sobre las áreas naturales de interés para su conservación, y la falta de presupuesto destinado a la ejecución de las propias medidas de conservación in situ e ex situ establecidas en los planes de recuperación”, manifiesta la investigadora.
A Marsilea batardae, rara y única en la Península Ibérica, todavía le queda esperanza para seguir poblando los márgenes de los ríos, aunque en su hábitat acuático, seriamente amenazado, reside su principal amenaza. Para preservar los recursos genéticos y la biodiversidad, no queda más que aprender a conocer esta planta, que podría abanderar la originalidad y riqueza de la flora peninsular no siempre protegida.
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Perfíl del trébol de cuatro hojas
– Características: Planta perenne, muy variable según las condiciones ambientales. Los ejemplares sometidos a una situación de sequía continuada se hacen de muy pequeño tamaño.
– Hábitat: Lechos y márgenes de ríos y arroyos estacionales sobre materiales metamórficos. Vive en grietas de pizarras, cascajares y arenas de sedimentación, y en sustratos limosos húmedos, siempre lejos de las zonas de mayor corriente. Las aguas son dulces y con escasa mineralización.
– Demografía: El hábitat natural de las poblaciones españolas, en cuanto a área de ocupación, no llega a los 100 m2, y el número de individuos en estas poblaciones no llega al 1% del total.
– Situación: En España está en “peligro de extinción”. Este helecho cuenta con poblaciones mayores en medios artificiales. Las poblaciones naturales están en serio peligro debido a la alteración de los cauces de ríos y arroyos.
– Amenazas: Sequía en el hábitat natural, actividad humana, agricultura extensiva, obras hidráulicas, embalsado, encauzamiento, desvío del curso natural de los ríos, etc.
– Medidas de conservación: Mantenimiento de las poblaciones de las cabeceras de cuencas y subcuencas, ya que son la garantía de la recolonización aguas abajo de las poblaciones desaparecidas.
SINC // ADELINE MARCOS