24 horas para vivir
Un millón de niños no consiguen superar las primeras 24 horas de vida y casi tres millones murieron antes de cumplir su primer mes durante 2012, según el informe Ending Newborn Deaths, de la ONG Save The Children. Estas muertes se producen en su mayoría en los países empobrecidos. Por ejemplo, la mortalidad neonatal es cuatro veces más alta en África que en Europa. Países como Afganistán, Pakistán, Bangladesh, República Democrática del Congo, Etiopía o República Centroafricana están entre los peores para nacer.
Foto: mknobil“El primer día de vida de un recién nacido es el más peligroso y cada día nos llegan historias horribles, que con mucha frecuencia tienen un final trágico”, explica David del Campo, responsable de Save The Children.
“Yo he dado a luz seis hijos. Todos aquí en mi casa, sola. Tres de ellos murieron antes de que cumplieran su primera semana de vida. Pero no podíamos ir al médico, no nos lo podemos permitir”. Es uno de los testimonios que la ONG recoge en su estudio y que viene a poner voz e imagen a esta tragedia. Las muertes neonatales tienen sus principales causas en los nacimientos prematuros y las complicaciones en el parto. Y a este millón de niños que mueren en sus primeras horas de vida, hay que añadir otro millón de niños que nacen ya muertos por problemas en el parto, infecciones de la madre o preeclampsia. Muchas de estas muertes se podrían evitar con la atención médica adecuada durante el embarazo y el parto.
“Me siento culpable. Mi mujer murió en el parto de mi último hijo por no tener dinero para poderla llevar al hospital”, explica Derese, un agricultor etíope. Y esa es la realidad de 40 millones de mujeres en todo el mundo que dan a luz cada día sin la ayuda de personal médico capacitado. Si se ofreciese apoyo médico a las mujeres en el momento del parto, más de dos millones de pequeños podrían sobrevivir. En el estudio, Save The Children habla de que con tan sólo aumentar cinco dólares el gasto médico por persona se evitaría la muerte de 147 millones de niños y cinco millones de mujeres.
Hace unas semanas que Marie ha dado a luz a su bebé, pero sigue en el hospital. “No tengo los 30 dólares que me piden para poder irme a mi casa”, explica esta mujer congoleña. Hoy se encuentra “secuestrada” en el hospital donde fue atendida. Está feliz con su pequeño pero quiere volver a su casa. Hay cientos de casos como el de Marie en lugares, como la República Democrática del Congo o República Centroafricana. Una vez más, nos chocamos contra el muro de la pobreza.
“El mundo ha logrado importantes avances en la mortalidad infantil en los últimos diez años. La mortalidad infantil ha pasado de 12 millones a 6,6 gracias a los planes de vacunación, tratamientos para la neumonía, la diarrea, la malaria, programas de nutrición…”, explican en Save The Children. Hoy, el reto está en conseguir disminuir las muertes de los recién nacidos. Se necesitan medidas urgentes ya que la mitad de las muertes de niños menores de cinco años, son bebés recién nacidos. “Conocemos las soluciones para poner freno a estas cifras, pero falta un mayor compromiso político para dar a los bebés la oportunidad de llegar a su segundo día de vida”, argumentan desde la ONG.
Es necesario que aseguremos la atención de los partos por personas cualificadas y que se eliminen las tarifas para acceder a los servicios de salud materna y neonatal. Gobiernos y empresas sanitarias y farmacéuticas han de trabajar de manera conjunta para millones de bebés y madres superen la prueba del embarazo.
Al tiempo que subrayamos estas necesidades tenemos que tener presente que el mundo padece el peligro de la mayor arma de destrucción masiva, la explosión demográfica. En un siglo, de 1914 a 2014, la población aumentó en seis mil millones de habitantes y sigue en progresión exponencial. Salvo en los países en donde las mujeres han tenido y mantienen el acceso a la educación y a puestos de trabajo y remuneraciones iguales a los de los hombres. Estamos ante un caso de educación general y de promover una maternidad y una paternidad responsables, libremente asumidas.