Con total sinceridad y buena fe, le sugeriría al presidente del Gobierno que en sus continuos viajes para hacerse la foto con los grandes líderes, para que la prensa a él asociada alardee de sus capacidades, que ya que está en viaje se de una vueltecita por los países empobrecidos, donde conviven las grandes fortunas con los Ferrari, Mercedes, yates de lujo y chalets de alto standing, con las casas de madera para la población trabajadora, y se dé cuenta de que a pesar de ser estados policiales, terminan siendo los más violentos del mundo.
He podido visitar Bahamas estos últimos tiempos por cuestiones personales. Este año han sido colgados (ya que en ese país existe la horca) 130 criminales. Criminales que habían cometido sus crímenes, en su mayoría, mientras intentaban robar supermercados, joyerías, etc. En ese país, una naranja tiene un coste de 2 dólares, y un limón de 1 dólar, y así ocurre con los demás productos de primera necesidad…
Después del preámbulo, deseo comparar las consecuencias que tiene en esos países la rabia que genera la pobreza, y lo que podría pasarle a una España con 6 millones de parados. La misma España en la que los altos directivos han tenido una subida salarial en 2013 del 7% y los trabajadores han sufrido una bajada salarial del 3,65%. Con unos parados de larga duración a quienes les quitan las prestaciones y un largo etc. de despropósitos, como que el aumento de los productos básicos de la vida diaria nos está llevando hacia una pobreza infame, y donde sufrimos un empleo precario con sueldos basura.
Un país cuyo Gobierno hace lo necesario para ir en contra del empleo, desoyendo las recomendaciones internacionales, subiendo los impuestos sobre el empleo, subiendo el techo máximo de cotización a empresas y trabajadores y las cuotas de autónomos.
¡Y a pesar de todo esto, nos dicen que España ha salido de la crisis!