En las Presidenciales estadounidenses se suelen hacer encuestas sobre los temas que más puedan interesar a los electores: la capacidad de los candidatos para ser Comandante Jefe de las Fuerzas armadas, su capacidad de resolver temas de interés nacional y un largo etc.
En las últimas elecciones se incluyó un tema poco usual, la “empatía” (Sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra. En palabras llanas, la empatía consiste en ser capaz de ponerse en la situación de los demás) que llegado a casos extremos, desarrollaría cada uno de los Candidatos.
Esto lo pueden hacer los americanos, que eligen al Presidente entre todos ciudadanos/as de EEUU.
En nuestro país, la mayoría parlamentaria elige al Presidente del Gobierno, algo que debe ser cambiando cuanto antes si deseamos ponernos al paso de los tiempos que corren.
No existe duda alguna de que en nuestro país se ha desarrollado una nueva cultura de la empatía: en cada catástrofe que sucede, nadie duda en actuar poniéndose en la situación de los siniestrados. Se vio con la catástrofe del chapapote, con el atentado de Atocha, con el último siniestro ferroviario en Galicia, pero además, lo podemos observar en las pequeñas cosas de cada día: los jóvenes ayudando a los desahuciados, los programas televisivos que hacen cada noche para socorrer a las familias menesterosas con total éxito y un largo sinfín de ejemplos.
Foto: Vvillamon
No podemos decir lo mismo Gobierno ni del Partido que lo sustenta. Podemos presentar muchos ejemplos que lo demuestran, empezando por Andrea Fabra diputada del PP que celebró ‘presuntamente’ con un “¡Que se jodan!” el recorte de Rajoy a los parados. Podemos seguir con la última del Sr. Rafael Hernando, quien no cree en las carencias que nos anuncian varias ONG´s sobre la desnutrición infantil en nuestro país y carga contra los padres, acusándoles de que si los niños están en una situación de desnutrición es por culpa de sus progenitores, sin enterarse de que tenemos más de 6 millones de parados y demasiado familias sin prestaciones…
Podríamos hablar de muchas más cosas, pero se haría muy largo el escrito, con esto basta para poder afirmar la total falta de empatía, en un PP insensible ante el dolor ajeno.
