Sé que ciertas normas o cosas hoy se consideran repelentes incluso el que se nombren o recuerden sobre hechos de tiempos pasados; pero tal y como va «eso que dicen es educación»; me temo que habrá que rememorar tiempos pasados. No para rescatar todo lo que de nefasto hubiera, pero sà para ver que de todo aquello, «aún es aprovechable»; puesto que de lo que no me queda la menor duda es que la educación infantil y no digamos de la juventud; ha sido un fracaso total y a la vista está. Por tanto que nadie se escandalice y piense en una realidad que ya es de bochorno: veamos.
«La FiscalÃa de Menores avisa de que ha duplicado el maltrato familiar. Las niñas cometen la mitad de las agresiones de hijos a padres. Los fiscales recibirán una circular para que extremen la sensibilidad ante los progenitores maltratados por menores» (son los titulares de ABC domingo 22-11-2009. Pero en otros tipos menores también se dicen cosas asÃ: «Las madres son las principales vÃctimas tanto en el caso de que el agresor sea hombre como mujer».
Pero tras esos estremecedores titulares hay más, mucho más y leyendo todo ello, no me extraña que como en 1979 me decÃan en la triste capital de la dividida Alemania… «que allà los berlineses en vez de tener un hijo, se compraban un perro»; no tenÃan ni fe en el futuro y menos en los hijos a engendrar o parir. Tristemente aquà ya hemos superado a Alemania en «no nacidos» y es claro la decadencia es segura… ¿por qué todo ello?
Por unas permisividades excesivas, por una relajación de normas y disciplinas, por una inutilidad de padres y gobernantes o de gobernantes y padres; también de los enseñantes, que de maestros no han tenido nada.
Se ha llegado a algo ya incalificable y que como una gangrena va avanzando en el cuerpo social de una sociedad que no quiere hacerle frente a realidades que ya son de alarma más que de preocupación… mientras unos y otros eludiendo el asunto y distraÃdos con las mil cosas de una vida ya absurda por cuanto está ocurriendo en cada momento de la misma.
Yo ya soy muy viejo y no pienso educar a niños ni jóvenes, ya lo harán los que les corresponde, si es que pueden o los dejan; pero sà me cabe la satisfacción de que esos tres hijos que me viven (otros dos no llegaron a nacer) están bastante bien formados y son bastante útiles a la sociedad, trabajando todos dentro y fuera de casa; y de los que puedo presumir por su comportamiento. Pero en su momento, en mi casa fueron educados de aquella forma en que «el que no comÃa del primer plato, no llegaba al segundo y lo tenÃa que comer frÃo en la próxima comida»; tampoco me duelen prendas el decir que tuviera que ponerle la mano encima a alguno, y que el horario, vestido y demás cosas para que mi casa funcionara, lo marcábamos el matrimonio y sin discusiones… y la verdad estamos muy satisfechos viendo nuestra obra; puesto que soy consciente que la mayor misión, el mayor trabajo a realizar en este mundo, es precisamente ese… formar a la siguiente generación para que sea útil en la sociedad donde se desenvuelva y ya digo, nosotros lo logramos.
Si hoy y por pegar «un coscorrón» a un hijo, un juez me amonestara o me lo pusiera más difÃcil, simplemente le dirÃa… «señor juez usted como es tan listo, mejor lo educan ustedes, yo ahà se lo dejo»… y sin remordimiento alguno, dejarÃa al hijo/hija ante la toga del togado y las leyes que quiera imponer; yo me desentenderÃa del asunto.
SÃ; quizá con «aquella bofetada a tiempo»; hoy serÃan infinitamente menos los apaleadores (incluso asesinos) de padres, profesores y otros (ya se mata por aburrimiento); serÃan muchos menos los drogadictos, los del «botellón» alcoholizados, los desarraigados o ya perdidos, la delincuencia; la juventud montada en fantasÃas irrealizables y tantas otras cosas que hoy son plaga; muchos se han criado como «las yerbas parásitas y dañinas».
Y mientras todo esto ocurre, los polÃticos hablando de chuminadas (algunos gastando dinero público para enseñar a los jóvenes «el arte de la masturbación») y los padres que son los primeros responsables; o ausentes o en la inopia. Menudo porvenir le espera a esta ya tan corrompida sociedad… «progresista».