Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo
Abogado, Sociólogo, Periodista, Analista Político, Profesor y Escritor
E-mail: brodgari@hotmail.com
Web: http://www.pa/secciones/escritores/rodriguez_belisario.html
Con respecto a las acciones militares de Israel en Gaza y Palestina, mi opinión de análisis en este asunto es un tanto controvertida, en virtud de la posiciones extremas de ambas partes. Primero que todo reconozco el derecho de la plena existencia del Estado de Israel, como consecuencia de su tradición histórica y en salvaguarda nacional de los efectos devastadores de aquel Holocausto perpetrado por los nazis. Segundo también reconozco totalmente el derecho a la existencia debida de un Estado Palestino, también menoscabado en la integridad nacional de ese pueblo con la acción violenta de colonización de Israel en ese territorio.
Tal cuestión esta plasmada en el derecho internacional de las Naciones Unidas con respecto al derecho a la libre autodeterminación de los pueblos. Pero así como se debe en debida justicia condenar (e históricamente) el genocidio nazi contra el pueblo judío, como violatorio de los derechos humanos, como crimen de guerra y lesa humanidad, también se debe en debida justicia condenar (históricamente, y en este momento actual) todo crimen de guerra y lesa humanidad, violación de los derechos humanos y genocidio, perpetrado por Israel contra el pueblo palestino. No existe un genocidio bueno y un genocidio malo, dependiendo de quien lo realice y contra quien lo realice, solo existe el genocidio y el crimen de guerra, establecidos y sancionados por los tratados internacionales de las Naciones Unidas.
De igual forma que existen tratados internacionales de Naciones Unidas en contra del terrorismo, pues no existe un terrorismo bueno y un terrorismo malo, de acuerdo a nuestro particular punto de vista político, nacional o religioso, existe solo un terrorismo, cuya definición es: “persona, grupo, milicia o Estado que realice cualquier acto violento perpetrado contra civiles inocentes e indefensos con el propósito de generar terror”. La diferencia de un soldado y un terrorista, es que un soldado debe basarse en el honor, un código castrense y una convención de Ginebra (leyes internacionales de guerra), nunca su acción militar puede estar dirigidas contra civiles indefensos o inocentes, siempre responderá en un juicio militar por sus acciones militares realizadas con negligencia, impericia, imprudencia, dolo o ensañamiento militar en ‘daños colaterales’ (curiosos termino) contra civiles indefensos o inocentes en el contexto de una acción militar. Una acción militar solo debe tener un objetivo militar.
Es condenable a su vez el terrorismo realizado por Hamas, que no es un grupo revolucionario, es un grupo fundamentalista religioso, como Al Qaeda y el régimen teocrático de Irán. Es condenable sus actos de terrorismo contra el pueblo judío, pero también es condenable el terrorismo de Estado de parte de Israel contra el pueblo palestino, pues un acto de terrorismo no debe jamás justificar a otro acto de terrorismo de Estado, crímenes de guerra y genocidio, como tampoco el atentado de Nueva York del 11-S puede justificar a la muerte de miles de civiles en la invasión militar norteamericana a Irak y Afganistán. Es cierto que la mayoría de la población Palestina (e igual en Gaza), haya votado en elecciones por Hamas, y no tanto haya votado por la OLP que gobierna a Ramala, e incluso es posible que algunos Palestinos sean colaboradores civiles de la misma organización Hamas que gobierna Gaza. Pero, ¿acaso eso justifica su exterminio como población civil?
En la misma base comparativa, el hecho histórico que la mayoría del pueblo alemán haya votado a Hitler, e incluso algunos fueran colaboradores civiles del gobierno nazi, ¿esa razón hubiese justificado que los Aliados exterminaran a todo el pueblo alemán? Gracia a Dios que los Aliados actuaron civilizada y democráticamente, juzgando ante el tribunal de NÁ¼remberg por crímenes de guerra y genocidio solamente a los lideres nazis de Alemania, porque en caso contrario hoy no existiría una Alemania democrática, libre y civilizada. ¿Acaso todo un pueblo, incluso sus niños, son culpables de las acciones indebidas de sus gobernantes?. Debe haber una justa proporcionalidad de las acciones políticas y militares de los Estados en un mundo civilizado, esa fue la base que creo a las Naciones Unidas y el derecho internacional, en salvaguarda de la paz mundial y los derechos humanos de toda la humanidad.
Mi convicción política personal es socialdemócrata (socialista-democrático), pero ante todo me considero humanista. Yo no puedo justificar lo que sea contrario a justicia a favor de la civilización humana. No soy judío, ni soy árabe, ni soy como algunos comunistas que son pro-Palestinos y anti-Israelíes, que justifican todo lo que les sea conveniente a sus ideas políticas, que ayer condenaban a la invasión norteamericana a Vietnam, pero aplaudían a la invasión soviética a Checoslovaquia, Polonia y Afganistán, así como hoy justifican a narcoterroristas como las FARC, pero acusan debidamente de terrorista (que lo es) al cubano-americano Posada Carriles. Por sus hechos los conoceréis. El terrorismo, el genocidio, el crimen de guerra y lesa humanidad es condenable, provenga de donde provenga. Ningún fin justifica a los medios para conseguirlo, pues esa es la ley de la barbarie.
Agrego aun mas como una curiosa anécdota. Producto de mis artículos en medios periodísticos con respecto a la actualidad en Gaza, he recibido dos curiosos correos electrónicos de respuesta de mis lectores, bienvenidas sean sus replicas. En un correo electrónico, un judío-panameño (muy respetuosamente) me invita a que vea un video de youtube de varios atentados con cohetes de parte de Hamas contra comunidades judías, para que así evite mi parcialidad (según él) a favor de Palestina. En otro correo electrónico, una palestina-venezolana (sin mucho respeto hacia mi persona), me acusa desde “judío, sionista y agente del Mossad”, por mostrar mi total repudio al terrorismo de Hamas, a la vez que mi condena a las actuales acciones militares de Israel en Gaza. Contra esos extremos irreconciliables, no hay civilización ni razón ni derecho internacional que prevalezca, en esto funciona la máxima de Albert Einstein cuando dijo: “El Nacionalismo es la enfermedad infantil del mundo, es el sarampión de la humanidad”. Mantengo mi posición humanista e imparcial en torno sobre el conflicto Árabe-Israelí, con mi condena del conflicto en salvaguarda de toda la población civil (palestina e israelí), a favor de la debida definición de un acuerdo de paz que garantice la futura coexistencia pacifica de un Estado de Israel y un Estado de Palestina, en paz con el resto de sus países vecinos del Oriente Medio, tal como dijera el Mahatma Gandhi: “No hay caminos hacia la paz, la paz es el camino”.