“Los grandes espíritus terminan por pensar lo mismo”, sostiene Salvador Harguindey en su libro Una sabiduría para todos los tiempos. El médico y escritor se adentra en los grandes pensadores de la Historia para recopilar la esencia de su filosofía, de su modo de afrontar la vida, de sus claves para ir más allá con el objetivo de ofrecerlo a una sociedad que, en demasiadas ocasiones, no sabe encontrar soluciones a muchos de sus problemas.
Desde Buda y Lao Tse a Jesucristo, Plotino, Hermes Trimegisto, Spinoza, Goethe, Dostoievski, Tolstoi, Carl Jung, Hermann Hesse, Schopenhauer, Da Vinci, John Lennon, Erich Fromm, Aristóteles, Bob Dylan, Confucio, Raimon Panikkar, Aldous Huxley, Krishnamurti, Einstein, Evelyn Underhill, Abraham Maslow, el Dalai Lama y Ken Wilber, se recogen los ideales que el escritor ha leído y recopilado en las últimas dos décadas.
“A través de sus frases o planteamientos cortos, se puede conocer el pensamiento de todas estas personas para aplicarlas al momento actual, a las situaciones con las que nos encontramos hoy”, argumentó Harguindey, quien ha detectado que, en realidad, “las propuestas de la mayoría de ellos apuntan a lugares comunes”.
Conocer pero también reflexionar sobre lo que otros han dicho y puesto en común para poder sacar cosas en claro es lo que busca el escritor con esta entrega, fundamentada en la necesidad de estimular el debate.
“He procurado sintetizar ideas de grandes mentes o grandes conciencias de la Humanidad -de la filosofía, la religión o la ciencia- para resumir su pensamiento”, describe Harguindey. A través de esta labor, el autor ha constatado que, “los grandes espíritus terminan por pensar lo mismo”, y cita a personalidades como Ghandi, Lao Tse, Dostoievski o Goethe.
“Desde el punto de vista filosófico, todos tienen una misma idea sobre qué es la vida y qué podemos hacer”.
Todos estos personajes son, “como dicen los psicólogos modernos, autorrealizadores: han superado el miedo al envejecimiento, a la enfermedad y a la muerte”, indica el especialista en Oncología. Pero Salvador Harguindey también subraya el carácter “divertido” del libro y la facilidad que ofrece al lector para poder “leer una frase de cualquiera y pensar acerca de ella”