Aunque para muchos los conceptos económicos son poco más o menos que un mantra divino, existen datos que desmontan, en algunos casos, los mismos, o al menos los hacen ser considerablemente diferentes. La economía parte de una premisa cuestionable, y es que los bienes y/o servicios son escasos en relación a la riqueza (también escasa). Pero en realidad esa escasez es falsa, y realmente están mal repartidos. Trataré de explicarlo sin introducir términos de Macroeconomía y Microeconomía, es decir, lo más simple y sencillo posible.
Foto: Liz | populational
Hoy en día la riqueza esta representada por el dinero, pero en teoría, al no existir contraprestación por oro u otros metales preciosos, se podría crear sobre el papel una cantidad infinita prácticamente, pero si se hiciera no sería efectivo, es decir, se controla la cantidad sobre la oferta y demanda. Es decir se hace que el dinero sea escaso en mayor o menor medida según se hagan u otras políticas económicas. Además, hay quienes poseen enormes cantidades de dinero y otros no poseen nada.
Los bienes y servicios son escasos de igual forma que el dinero, es decir, se controla la cantidad para moderar los precios. Así, es muy común que, si un año hay mas producción, el precio sea menor (a menos que se deseche el superávit o mayor producción de la habitual. Por ejemplo: se tira la leche para no pasarse de una cantidad o cuota fijada) y, si ese año hay menor producción, el precio será mayor (incluso se compra a otros países o importación).
Si partimos de una fabrica de zumos de naranja, por ejemplo, con un campo de producción propio de naranjas al lado de la fabrica, que le dan 1.000 kg. de naranjas, si nadie o muy pocos piden zumos a esta fabrica, supone una fuerte bajada de precios (o el cierre), pero ante una masiva cantidad de pedidos, tendría que enviar camiones para traer más naranjas (mayores costes de producción). Pero también puede alterar precios por motivos comerciales (promociones, penetración de mercados, etc.), esto es una alteración a la baja o al alza artificial. El precio del producto, en este caso zumo de naranja, lo determinan los costes de producción (incluyendo materia prima, mano de obra, etc.) a los que se aplica un margen de beneficio «justo» y se añaden impuestos como el IVA. Pero hoy en día, el precio lo fija el mercado de modo que se pueden comprar bienes o materias primas a futuro (asumiendo riesgos de variaciones futuras) o a presente, mediante subastas. Actualmente la ganancia o beneficio lo determina cuánto puedes rebajar los costes de producción… este es el motivo por el que muchas empresas han trasladado su producción a países asiáticos como China o africanos como Marruecos. Es cierto también que los costes de adquirir maquinaria y otros conceptos son añadidos en parte proporcional (amortización).
En pocas palabras, he tratado de dibujar como debería funcionar el sistema económico (libre mercado) pero la diferencia con un mercado regulado es la intervención regulatoria del gobierno. En el sistema de libre mercado, los monopolios (un único competidor), oligopolios (pocos competidores) y el resto de empresas, supuestamente compiten en calidad y/o precios. Actualmente monopolios como la electricidad, el gas u otros, están en parte regulados, pero por ejemplo 1 kW de molinos de viento o placas solares tiene un coste más de 100 veces menor al que se cobra a los clientes (supuestamente la construcción de centrales hidroeléctricas y nucleares, sumado a los costes de instalación de solar y eólica, provocan esto, pero es obvio que no es así). En el caso de oligopolios como los carburantes o la telefonía demuestran que, sin regulación, se acuerdan precios y no existe competencia (es como un monopolio sin regulación).
Por ello es necesario regular el mercado y establecer márgenes justos de beneficio (al menos en bienes y servicios básicos) y no yendo a un sistema libre en el que se abusa de los consumidores.
