Al ritmo que se acercan los comicios autonómicos del próximo otoño en Cataluña, aumenta cada vez más el número de encuestas sobre intención de voto. Como es lógico, los medios controlados por los grandes partidos no publican encuestas objetivas y fiables, sino manipuladas para intentar orientar el voto hacia los partidos que a ellos les interesa fortalecer, lo que constituye no sólo un acto contrario a los principios de la democracia y del pluralismo, también es un acto de desprecio del ciudadano como individuo libre que debe decidir con buen criterio qué partido desea que le gobierne.
Estos comicios autonómicos son cruciales para el futuro de Cataluña como comunidad autónoma inserta en un estado democrático de derecho como es o proclama ser el Reino de España. España es un estado de derecho nominal cuyas instituciones están bastante lejos de salvaguardar esta condición, pues en lugar de administrar con objetividad y la diligencia de profesionales responsables el buen funcionamiento del estado, los altos magistrados deciden en función de sus filiaciones políticas. Sólo así es posible que los nacionalistas extremistas campen a sus anchas y suspendan la aplicación de los principios consagrados en la Constitución Española de 1978 que garantizan o deberían garantizar ciertos derechos a los ciudadanos cuyo ejercicio, sin embargo, es objeto de multas y represión especialmente en la comunidad autónoma catalana, que se rige por un estatuto de autonomía manifiestamente contrario a la Constitución y que desde hace casi cuatro años está pendiente de la evaluación por el Tribunal Constitucional, lo que constituye una grave irresponsabilidad y es resultado de una situación impropia para un estado de derecho que se precie: la ausencia de un poder judicial completamente independeinte del poder ejecutivo y del poder legislativo.
Según las encuestas que parecen más fiables, una del CEO y otra -la primera- publicada La Vanguardia, dan la victoria a Convergencia y Unión (CiU), incluso con la posibilidad de una mayoría absoluta, una pérdida considerable de votos para ERC (prácticamente un tercio de su actual representación parlamentaria), que se lleva así la mayor parte del desgaste por la mala gestión del tripartito, pérdidas ligeras para el PSC (alrededor de un 10% de sus escaños), y eso a pesar de que Montilla es la cabeza visible y el máximo responsable de una gestión a todas luces deficiente, pérdidas mínimas para los comunistas pintados de verde de ICV, lo que tampoco parece muy comprensible siendo ellos parte de este gobierno de mala gestión y nacionalismo feroz, pérdidas ligeras también para el PP y el mantemimiento de la representación de Ciudadanos (C’s). Del Club de Amigos de Rosa Díez ni se habla, y los partidos extremistas de nueva formación como PxC y el Reagrupament del patético presidente del FC de Barcelona parecen ser opciones con pocas posibilidades.
Cataluña se encuentra ante una encrucijada que podría llevar a un punto de no retorno bastante peligroso tanto para las libertades en Cataluña como para la unidad nacional de España. Si fueran reales los datos de las demás encuestas publicadas en los últimos días, se da por hecho que Ciudadanos (C’s) podría perder su representación parlamentaria. Pero con ello los ciudadanos castellanoparlantes, pero también los catalanoparlantes, perderían la única representación parlamentaria que defiende verdaderamente sus derechos como ciudadanos libres de una España plural y democrática.
Especialmente durante la presente legislatura catalana el gobierno del nacionalismo feroz liderado por Montilla (PSC), Carod Rovira y Puigcercós (ERC) y Saura (ICV) ha ido apretando cada vez más las tuercas de la exclusión y de la represión. Los ejemplos más llamativos son las multas lingÁ¼ísticas a comercios que sólo rotulan en español, a empresas que no ofrecen información al cliente en catalán y la amenaza de multas sustanciosas a cines que no cumplen las cuotas de películas en catalán. A todo ello se añaden el fomento de la delación anónima para la imposición de multas lingÁ¼ísticas, la represión del uso del español en los patios de los colegios, la coacción a profesores que osan de hablar en español con los padres de sus alumnos, la prevalencia del dominio del catalán para acceder a puestos de trabajo en la administración y la sanidad, con el consiguiente deterioro de la calidad de los servicios, la falta de mano de obra cualificada y la inviabilidad de muchos negocios.
El apoyo explícito del ejecutivo de Montilla (PSC) a las iniciativas plebiscitarias ilegales de sus coaligados de ERC para dar la impresión de que los catalanes quieren la independencia, con amplio despliiegue mediático también en otros países europeos, cuando en realidad el porcentaje de independentistas sigue manteniéndose en el 18%, sobre todo si no se tienen en cuenta los «votantes» ilegales (menores de edad, extranjeros), da a Cataluña adicionalmente una imagen de inseguridad jurídica e inestabilidad política que son todo menos favorables a las inversiones en dicha región.
Para el bien de Cataluña y sus ciudadanos, es fundamental que se mantenga una fuerza política no nacionalista que en los meses pasados ha demostrado con más vehemencia que nunca que es necesaria, pues es la única que denuncia los atropellos de los derechos de los ciudadanos por parte del ejecutivo catalán. A mucha diferencia del Partido Popular, Ciudadanos ha seguido firme en la defensa de la libertad y en no hacer concesión alguna a los nacionalistas, mientras la señora Sánchez Camacho (PP) ha practicado un acercamiento a los nacionalistas de CiU con el único afán de asegurarse un poco de poder en un gobierno liderado por CiU. Pero votar al PP es tanto como votar a CiU, mientras que un fortalecimiento de Ciudadanos (C’s) supondría disponer de una verdadera fuerza de control en el parlamento para garantizar que se cumpla la Constitución y que se sigan los derechos legítimos de los ciudadanos no dispuestos a dejarse subyugar por la vorágine nacionalista.
Está claro que esa posibilidad de la continuidad de un incómodo Partido de la Ciudadanía en el hemiciclo catalán molesta especialmente a los grandes partidos y al PP, pues puede suponer tener que depender de sus votos si CiU no alcanza la mayoría absoluta -en ningún caso deseable-. Pero ¿cómo podrían conseguir eliminar a Ciudadanos?
La aparición de UPyD, el Club de Amigos de Rosa Díez, en Cataluña es bastante reciente. Dicho partido no cuenta con ninguna presencia real en los municipios catalanes. Por añadidura, ahora está liderado por un antiguo diputado de C’s que -igual que antaño- es un expertio en crear tensiones y divisiones internas. UPyD no tiene ninguna posibilidad de alcanzar un escaño en el parlamento catalán, pero sí podría complicar las cosas a Ciudadanos, pues por muy pocos votos que obtenga, podrían ser los necesarios para que C’s revalide o aumente su respresentación parlamentaria. Á‰ste es el punto que interesa a los grandes: usar a UPyD para acabar con C’s y garantizarse así el poder absoluto para imponer con más vehemencia ese nacionalismo que tanto daño ha hecho a Cataluña y a España.
Votar a UPyD en Cataluña supondría, por tanto, no sólo inutilizar el voto no nacionalista, sino acabar definitivamente con toda oposición eficaz al nacionalismo. Rosa Díez es una irresponsable. No le interesa en absoluto la defensa de los intereses y derechos de los ciudadanos, sino sólo su propia supervivencia política. En su partido creen que al eliminar a C’s del panorama político español, ellos podrían hacerse a medio plazo con un voto no nacionalista, pero olvidan que cuatro años son mucho tiempo y que no es lo mismo defender posiciones de C’s que dejarse deslumbrar por el proyecto político magenta que no es sino un gran fraude al servicio de los grandes partidos, a los que no les interesa que se afiance una tercera vía y que quieren evitar a toda costa. La vida política de Rosita la Pastelera está en su fase final, y ella quiere sacar el máximo beneficio del tiempo que le queda.
Para Cataluña sólo queda una alternativa para salvar el estado de derecho y garantizar que los derechos constitucionales de los ciudadanos españoles en Cataluña cuenten con una digna representación en el Parlamento catalán, liderada por Albert Rivera, seguramente el político más brillante con el que cuenta actualmente la política española. Con sus planteamientos diferentes y el entusiasmo de sus militantes, su partido cuenta con la mejor base para poder seguir creciendo en toda España y ofrecer una verdadera regeneración de la política en todos sus ámbitos.
—Este vídeo de la intervención bilingÁ¼e de Albert Rivera en la cámara catalana sobre los 30 años de autonomía en Cataluña es una demostración brillante de la claridad de ideas del diputado de Ciudadanos:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=i8qSLzKsuK4&feature=player_embedded[/youtube]
Aquí este enlace ilustra muy bien la situación interna de UPyD. ¿Quién se puede fiar de un tránsfuga que ya dio el espectáculo en tiempos pasados? Algunos no cambian nunca. Unión Patetismo y Desequilibrio.