Por José Yorg, el cooperario
Empecemos con una simple pregunta-pero sin embargo-compleja en su dimensión: ¿cuál es la naturaleza de la actual crisis institucional paraguaya?
Considero de vital importancia despojarse de toda emotividad o subjetividad y aplicar correctamente los instrumentos que la ciencia y su técnica pone en nuestras manos si estamos dispuestos a aplicarlas con objetividad a fin de develar las profundas causas que la determinaron.
Los efectos provienen de las causas: los males sociales tienen su raíz en una estructura socio-económico de naturaleza injusta y ello desata los demonios más feroces habidos y por haber.
Ya lo fundamos en otros artículos y lo repetiremos hasta el cansancio, el Paraguay adolece de una estructura perimida, caduca, retrograda, es un país demorado en su desarrollo desde el año de 1870 tras la guerra genocida denominada “Triple Alianza” cuyo objetivo fue destruir un modelo independiente construido sobre la base de justicia social.
El pueblo, mayoritariamente, depositó su confianza de cambio en Fernando Lugo, y en tal caso, ese deseo, por imperio de la constitución, de la democracia y su funcionamiento, se convirtieron en contrato social de mandamientos, pero el mandante Lugo… aun no cumple.
El fantasma del stronismo acecha. Digo bien stronismo como mentalidad enferma, alienada, histérica que impide comportamientos maduros y patrióticos de políticos que no logran equilibrios actitudinales coherentes ante la problemática histórica actual, están francamente sobrepasados.
No nos engañemos, la ley de excepción expresa la confusión y desorientación en la que están incursos la clase política.
¡Qué frágil democracia, qué frágil instituciones las que se exhiben y qué mediocridad dirigencial ya que son incapaces de elaborar un Plan de desarrollo que concite la mayor de las voluntades en atención a los cambios estructurales demandados para iniciar una verdadera transformación social que brinde felicidad y prosperidad, tan anhelados!
La pobreza incontrolable, la miseria y la falta de oportunidades desatendidas están detrás de esta crisis institucional y es lo que se trata de enmascarar una tras otra vez sin lograrlo.
Se impide el cambio, la transformación de la actual injusta situación.
Entonces, sin dudas, urge una correcta interpretación de la actual crisis institucional paraguaya, puesto que de ello se establecerá la acción de los hombres de buena voluntad, de las organizaciones sociales, de la Iglesia, de los buenos políticos a fin de superar de la mejor manera esta anticonstitucional medida mal llamada “ley de Estado de excepción”, es, Estado de sitio y punto.
Se podrá aludir y con la mayor razón con que es posible acopiar, de que la situación ameritó tal extrema medida legal (de dudosa constitucionalidad-senador Juan Carlos Galaverna) pero no se podrá contrastar honrada y científicamente que lo que realmente se debe encarar es de “quitar la causa para quitar el pecado”, porque “en esta guerra lo único cierto es la muerte.
Lo demás son titulares de prensa”. (Enfoques cooperativos, Hoy: “Quita la causa y quitarás el pecado.”)
«Combatir a insurrectos por parte del gobierno paraguayo marca un punto que quizás signifique un camino sin retorno a la anhelada paz social, pues es lisa y llanamente combatir fuego con fuego”.
“Por qué afirmo lo anterior, porque, usando un poco el cerebro constataremos sin dilación y hasta sonrojarnos que el verdadero enemigo es la pobreza estructural, la corrupción institucionalizada, la desigualdad social y jurídica, ¡he ahí las causas del pecado original!”
Esto es lo concluyente que arroja un examen de carácter científico, puesto que como nos enseña Paul Lambert “la ciencia explica lo real, la doctrina juzga y propone”.La doctrina cooperativa juzga injusta la situación de miles y miles de paraguayos y propone en consecuencia la solución cooperativa.
La reforma agraria, una nueva y actualizada constitución, un Plan de desarrollo económico sustentable y equitativo que propugnen integrales proyectos de salud y educación de calidad, son las materias pendientes y por tanto son las que interpelan implacablemente a los poderes políticos actuantes.
Recurro nuevamente a lo ya anotado: “La construcción de un modelo socioeconómico independiente y equitativo es, sin dudas, la mejor opción para desterrar los males vergonzantes de una nación viril como la paraguaya.”
“Que la Educación cooperativa, por poseer los atributos pedagógicos y didácticos sería, en ese proceso dignificante, el instrumento más formidable que facilitará la adquisición de nuevos y solidarios hábitos de pensar y actuar, nutridos con los Principios y Valores del Cooperativismo del siglo XXI.”
¡En la fraternidad,un abrazo cooperativo!