Hoy en días muchas organizaciones se encuentran totalmente desestructuradas, sin conseguir que las personas que las integran se sientan identificadas con ellas y la unidad necesaria brille por su ausencia.
Esto es debido a muchos factores; sin embargo, la raíz del problema está en la falta de valores en la organización. Los valores tienen que ser el estandarte que la represente ante sus empleados y con los que estos se sientan identificados y cumplan. No es suficiente tener unos valores fundamentales plasmados de forma teórica en las políticas de bienvenida si luego no se hacen cumplir adecuadamente por los responsables.
La carencia de valores es enorme hoy en día. Las organizaciones pueden tener unos valores muy claros, sin embargo, los encargados de hacerlos cumplir, son las personas que las integran. La gran mayoría de ellas cree solamente en sus propios valores, importándoles muy poco los demás.
Muchos os preguntareis ¿Qué tipo de valores debe tener una compañía? Sentado ante una hoja de papel en blanco o una pantalla en blanco, puede ser difícil de ponerlo por escrito. Pero no hace falta quemarse las neuronas de tanto pensar porque es más fácil de lo que parece.
Los valores básicos y necesarios son el respeto, el compañerismo, la calidad del trabajo realizado, la educación, el saber estar, la unidad de equipo, la justicia, la objetividad, la honestidad, etc. Una vez desarrollados estos, ya tendremos tiempo de pensar en otros más ambiciosos.
Pero esto supone también un cambio de mentalidad radical. Las empresas se están convirtiendo en sitios fríos donde todo lo que se aprecia son apariencias. El compañerismo brilla por su ausencia; es más, si se puede fastidiar al compañero que tenéis “atravesado”, mucho mejor. La comunicación escasea porque cada uno va a su aire y sólo os preocupáis de lo que os interesa.
Desde los puestos de responsabilidad se hace “la vista gorda”, consintiendo cosas que no se deberían hacer. Sus subordinados hacen y deshacen a su gusto porque no se les llama la atención. El responsable no quiere problemas; en más de una ocasión incluso manifiesta que los miembros de su equipo son sus amigos. Son precisamente estas personas las que tienen que darse cuenta que es parte de su trabajo hacer cumplir las normas a los miembros de sus equipos. De nada sirve que otros departamentos como el de personal hagan todo lo posible por implementarlas, si luego las personas que están en su día a día se lo consienten. Recordemos que al fin y al cabo, los responsables son eso, responsables. No se les está pagando por tener más amigos. No hay duda que intentar llevarse bien siempre es mejor que caer en una relación distanciada. Pero habrá que saber separar la faceta profesional de la personal por vuestro interés y el de los demás.
En otras ocasiones los responsables de equipo, en vez de preocuparse por el desarrollo de sus subordinados, delegándoles tareas que les permita desarrollarse e ir adquiriendo poco a poco más responsabilidades, se dedican a considerar sus tareas como “su tesoro” haciendo todo lo posible para que no salga de su poder. Esto demuestra poca profesionalidad y una visión inadecuada como gestor de equipos.
El día a día de las empresas pasa por que cada departamento va a su aire sin relacionarse demasiado con los otros. Pero para que la empresa funcione adecuadamente va a ser necesaria una coordinación y cooperación de los diferentes grupos, para hacer que el conjunto avance.
La educación y el respeto están ausentes. Las personas contestan de mala manera, pagando con los demás, sus frustraciones, cuando el resto, claramente no tiene la culpa. Cuesta más esfuerzo ser desagradable que agradable. Todos podéis tener un mal día pero no todos. Nadie tiene que aguantaros vuestras faltas de educación. El mundo no gira a vuestro alrededor.
No dudáis en mentir con tal de salvar vuestro pellejo. Todos nos equivocamos y no pasa nada por reconocerlo. Lo importante es buscar soluciones que lo arreglen y reaccionar a tiempo. Lo que no ayuda es echar la culpa a otros compañeros.
La gente olvida la humildad y se cree maravilloso y perfecto. Pretende llegar lejos sin ningún tipo de esfuerzo. Las cosas llevan su tiempo conseguirlas y la carrera profesional cuesta tiempo encaminarla. Es una carrera de fondo que debéis continuar.
Además, en la actualidad, hay ocasiones en la que a cualquier cosa se llama trabajo bien realizado. Las empresas pagan por hacer bien el trabajo lo que supone que los trabajadores tienen que responsabilizarse de sus errores.
Siempre digo que la crítica es fácil. Podría continuar enumerando rasgos negativos que le hacen a uno desesperar. Pero el grave problema lo tienen las empresas si sus directivos o responsables no saben atacar estos temas ni saben transmitir los valores de la empresa.
Es hora de cambiar para el bien de la empresa. Lógicamente no se puede cambiar de la noche a la mañana porque los cambios radicales no suelen ser positivos. Así que en primer lugar deberéis analizar la situación y poneros manos a la obra priorizando lo principal.