Armas sin fronteras
España se sitúa por delante de países como Italia, Israel o Suecia en top ten mundial de los países vendedores de armas, según los datos del último informe anual del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri). En el periodo 2007-2011, España exportó armas convencionales por valor de 3.408 millones de dólares, tres veces más que los 1.284 millones de dólares que movió en los cinco años inmediatamente anteriores (2002-2006).
A nivel mundial, el informe de Sipri constata que el volumen de grandes armas convencionales que se ha puesto en el mercado ha crecido un 24% respecto a los cinco años precedentes. A ello contribuyó que en 2013 se cerrara la mayor operación de compraventa de armamento de los últimos veinte años: la adquisición por parte de Arabia Saudí a Estados Unidos de 154 aviones de combate.
En Siria la guerra se ha cobrado la vida de más de 100.000 civiles asesinados con armas vendidas por las grandes potencias: Reino Unido vendió armas químicas a Siria 10 meses después de iniciarse la guerra. Rusia es uno de los mayores proveedores de armas a Siria y sus negocios han superado los 4.000 millones de dólares.
Según los observadores internacionales la industria de las armas supone un 2,5% del PIB mundial. “Siempre queda la duda de si esta guerra de aquí o de allí es de verdad una guerra o una guerra comercial para vender armas o para incrementar su comercio ilegal” dijo el Papa Francisco. “La denuncia del Papa de una guerra ‘comercial’ es tan veraz que hoy incluso prevemos las guerras estudiando los flujos del comercio de las armas y de los gastos militares” explica Francisco Vignarca, coordinador de la Red italiana para el desarme.
La guerra del Congo, Libia, Afganistán, Irak, o los numerosos conflictos actuales, tienen lugar, no para luchar contra el terrorismo o por la democracia. Forman parte de una estrategia a largo plazo de las poderosas corporaciones de inversión petro-químicas y armamentísticas para crear un estado psicológico de miedo, con el fin de apoderarse de puntos clave en la explotación de recursos y de seguir lucrándose de la venta de armas.