La nuestra es una época de concesiones, de medidas a medias, del mal menor. Los visionarios son objeto de mofa o de desprecio, y las personas “prácticas” rigen nuestras vidas.
Ya no buscamos soluciones radicales, sino meras reformas, los males de la sociedad;
ya no tratamos de eliminar la guerra, sino de evitarla durante algunos años;
ya no tratamos de eliminar el delito, sino que nos contentamos con reformas judiciales;
ya no tratamos de extirpar el hambre crónica, sino de crear instituciones mundiales de caridad.
En una época en que el ser humano está tan preocupado por lo práctico, lo posible de realización inmediata, constituiría clamoroso ejercicio volver la mirada hacia quienes soñaron la utopía y su idea de perfección.
Mª Luisa Berneri