La violencia entre menores comienza a ser más veces noticia de lo que nos gustaría. El entorno y la escuela, no son ya los únicos escenarios de la violencia: Internet no se escapa a esto.
Una de las variantes perversa de esta violencia en la red, ha sido denominada “cyberbullying”, y nos remite a conductas como el envío de correos electrónicos amenazantes a su integridad, o con amenazas de divulgar secretos, fotos vergonzantes, o rumores potencialmente dañinos. Dada la integración de las redes sociales en la vida de los adolescentes, cuando un menor es objeto de acoso en la escuela, es más que posible que también esté siendo agredido a través de Internet.
No podemos matar al mensajero, ya que desterrar la violencia de nuestras vidas no pasa por criminalizar las nuevas tecnologías, sino que ya que, en el origen del acoso, confluyen factores personales, familiares, culturales y sociales, hemos de reparar sobre ellos, intentando aumentar nuestra capacidad emocional para la convivencia en la red. Porque en la red también se convive.
Quizá en los próximos años sea mayor el desarrollo emocional en los menores y jóvenes, y sepan mantenerse serenos en el uso de internet, para que no necesiten utilizar la violencia en la red, como modo de dirimir sus conflictos intrapersonales, e inteligencia emocional para confrontarse convenientemente con las nuevas tecnologías.