Visitando ya hace tiempo, Marruecos y en un largo recorrido; pude apreciar que en todas o casi todas las ciudades importantes, el sultán tenía un palacio (algunos enormes) simplemente para que cuando viajase por su país (es suyo y de pocos más) tener siempre dispuesto todo lo que precise su real y divina (se dice descendiente de Mahoma) majestad; palacios que podías ver desde fuera, pero nunca visitar. En el que reside (Rabat) sólo nos dejaron acercarnos a una distancia de varios cientos de metros; el rey y al parecer tiene miedo a los atentados; era en el reinado de Hasám II y sabido es que sufrió alguno.
En Casablanca y cercano a la playa, apreciamos otro gran palacio y al que el guía marroquí, nos informó que era perteneciente al otro soberano también cuasi divino (hoy ya en el paraíso musulmán, supongo) y que es poseedor junto con su familia de ese otro país que conocemos como Arabia Saudí (de ahí lo de la propiedad puesto que es de la familia saudita). Sabido es que en España ese soberano se hizo construir otro palacio en Marbella y desconozco cuantos más tiene en el extranjero; donde sus inversiones dinerarias dicen que son fabulosas (igual hace el marroquí) puesto que en caso de «emergencia»; hay que tener bien resguardadas las espaldas y pecho; puesto que no es cosa de pasar fatigas quienes vivieron en la opulencia desde que nacieron.
Nada nuevo bajo el sol, puesto que musulmanes, cristianos, ateos o «lo que sean»; llegados a un cierto grado de mando o dominio, lo primero que hacen es colocar cuantos capitales pueden en el extranjero, ya que la huida que siempre temen, tiene que estar asegurada y bien asegurada… «patriotas hasta cierto punto, pero explotando al máximo la patria y al resto de súbditos que impotentes tienen que soportar tanto latrocinio como se realizó y realiza bajo leyes del embudo».
¿Para qué sino existen esos denominados paraísos fiscales? Pues para todos aquellos que sin creer en nada que no sea lo que hay en esta vida; procuran asegurarse el mejor de los paraísos conocidos en este mundo y que no es otro que el dinero en grandes cantidades, con el que proporcionarse todos los gozos terrenos.
Así y en esta época de crisis financiera; se dice que donde está verdaderamente todo el dinero depredado del resto del mundo, es en esos paraísos cuya cabeza más notable es Suiza. Se dice que en el conjunto de todos ellos hay más dinero contante y sonante que en todo el resto del mundo… y debe ser así, puesto que, nadie ha quemado billetes de banco y menos tirado barras de oro al mar. La crisis al final servirá para que esos inmensamente ricos, lo sean aún más después de la misma.
Me surgen estas reflexiones, leyendo la prensa y que en un amplísimo informe (ABC 22-06-2009) nos detallan, que la ya arruinada España, permite que sus calamitosos virreyes o nuevos reyes de las taifas; tengan y mantengan en el extranjero, nada medos que 196 «embajadas» para «sus asuntos internacionales» y en las que gastan o malgastan lo que ni sabemos; puesto que un delegado del virrey autonómico (Carod Rovira tiene un hermano colocado como tal) cobra la friolera de 87.000 euros (casi quince millones de pesetas) y además se le asignan entre cinco y diez asesores. Vete a saber cuántos subalternos y criados más. Sumemos a todo ello el costo de las sedes, que como es natural y para prestigio «de estos nuevos sultanes», las sitúan en lugares de primera clase o lujo; y tendremos al menos en la imaginación lo que puede estar costando ello a España y los españoles, mientras aquí la miseria avanza no a pasos agigantados sino ya a galope. Quien quiera más detalles que vea el citado periódico y lea las dos páginas que le dedica a este otro (hay ya tantos) bochornoso asunto.
Como sólo nos dejan el recurso del pataleo, puesto que nuestra indefensión es ya calamitosa; yo al menos lo ejerzo, pensando en aquella terrible pero triste frase que asignaron a Lenín… ¿Libertan… para qué? ¿Progresistas y progresismo?… indudablemente sí, para la inescrupulosa clase política que abusa de igual forma que lo hacen o hacían los sátrapas que recoge la historia y como nadie los frena, pues seguirán haciéndolo impunemente como hasta aquí.