VUELVE LA ESPAÑA DE NUESTROS ABUELOS
Los más de cinco millones de trabajadores desempleados, los cientos de pequeñas industrias y negocios que echan el cierre a diario, los impagos injustificables de la Administración a las farmacias y a otros proveedores, la ruinosa política militar y agraria, y los impresentables recortes en sanidad y educación tienen consecuencias lógicas: los escolares va con mantas al colegio y 300 mil jóvenes tienen que emigrar para subsistir como hacían sus abuelos. Las manifestaciones se suceden, también como en la época de sus abuelos y se pide huelga general; las farmacias anuncian huelga indefinida para marzo; los profesores, a los que se les unen los padres, se reúnen en asambleas para decidir el modo de responder a las manifestaciones pacíficas de sus hijos y alumnos disueltas a porrazos por pedir calidad en su educación esgrimiendo libros por toda arma. Todos juntos piden a gritos la dimisión de la delegada del Gobierno, del ministro del interior y del jefe superior de la policía, cuya actuación en estos días contra los menores es de la clase vergonzosa e digna que sus mayores soportaron igual. Los famosos “grises “ que en la época de Franco pegaban , torturaban y cometían asesinatos a obreros y sindicalistas han cambiado de uniforme, han renovado sus miembros, pero sus dirigentes políticos no han cambiado de ideología y les mandan a aporrear, ¿ a quién? ¿Acaso a los que evaden impuestos a los paraísos fiscales? ¿A los corruptos banqueros que arruinan el país? ¿Tal vez a quienes firman órdenes de desahucio que dejan en la calle, y a la intemperie, a familias enteras con niños y viejos? No. A ellos no; solo a quienes protestan contra todos los males que ellos provocan, y por defender a los malvados se aporrea y detiene a quienes exigen que se rectifique su inmoral forma de proceder.
La policía, que proviene del pueblo, que está formada por hijos de trabajadores, y no por hijos de banqueros y políticos conservadores, y por tanto debiera ser una policía para servir al pueblo, a sus mayores y hermanos, ¿cómo es posible que apunte en la dirección equivocada? ¿Y la conciencia de sus miembros?¿Acaso no tienen hijos que vayan a la escuela? ¿No tienen familiares enfermos, o ellos mismos, con peor atención por culpa de los recortes sanitarios? ¿Acaso no tienen amigos o hermanos expulsados de sus trabajos que tengan que mantener a sus familias? ¿ Y no tienen que tragarse, como funcionarios públicos, su propio sueldo disminuido?
Si lo que justifica la existencia de la policía es defender al pueblo, ¿por qué carga contra el pueblo del que forma parte? ¿No es una forma de esquizofrenia, una especie de auto atentado de clase social, aunque porte uniforme? ¿Tal vez es más importante el uniforme que los lazos sociales y ata a una secta que obliga a prescindir de las raíces más personales?
El extremo descontento de la mayoría de personas de este país , que se prepara para contrarrestar tanta agresión convocando huelgas y manifestaciones , contrasta enormemente con la euforia de los patronos ante la agresión contra los derechos de los trabajadores -a los que este gobierno de banqueros y grandes firmas tiene la desfachatez de llamar “reforma laboral”,- y la otra euforia : la política; la de los enemigos de la democracia que consiguieron la expulsión de un juez por intentar investigar crímenes fascistas. Retrocedemos cuarenta años. Pero el país está al borde de la quiebra del escaso estado del bienestar que gozábamos y de las libertades públicas, hasta el punto de que nos hemos visto obligados a desempolvar y cantar de nuevo, como en los viejos tiempos, L´estaca de Lluís Llach.
Y en estas escuchamos las declaraciones del presidente del (des)gobierno diciendo que debemos estar serenos y que no es bueno que demos una imagen de España que no es. Bien, le hago caso. Estoy sereno y no doy una imagen de España que no es.