Morris (…) incorporó la dimensión ecológica tanto en su hacer político como en sus textos (…) la aproximación estética que realiza a la naturaleza, le lleva a concebirla no sólo como naturaleza salvaje prístina (como la deep ecology), sino más bien como una naturaleza que incorpora la intervención humana, tal y como un jardín…
Algunos autores[1] han señalado el papel primigenio de William Morris (1834-1896)[2] a la hora de introducir una corriente ecológica en el pensamiento socialista utópico y libertario. El socialismo utópico proponía la posibilidad de construir sociedades más justas, igualitarias, libres y habitables, nutriéndose mutuamente de las manifestaciones revolucionarias de su época. Sin embargo, Marx y Engels reaccionaron a estas tendencias con una respuesta antiútopica, por considerar que dicho pensamiento era una fase reaccionaria y atrasada del pensamiento social dominante (ya superado por la propia dinámica de los acontecimientos históricos), y se centraron claramente en un socialismo científico que daba por inconsecuente e infantil a su versión utópica.
Para algunos, Morris, fue un socialista marxista poco ortodoxo, muy próximo a los movimientos libertarios y las ideas de Kropotkin, lo que le sirvió la suspicacia de otros socialistas más estrictos.[3] Pero lo interesante de este personaje es precisamente su eclecticismo, como expresa De la Cuadra:
«El proyecto utópico de Morris, en tanto proyecto de transformación social radical, se nutre ya sea de elementos del pensamiento marxista como de las corrientes anarquistas, y privilegia el papel de los individuos en la construcción de ese cambio sustancial, rescatando sobre todo la visión de un ser humano con vocación para ser feliz, con un deseo irrefrenable de lograr la plena libertad y la emancipación del conjunto de la humanidad».[4]
Con este mix de ideologías, Morris contribuye a conformar lo que posteriormente se ha denominado como “socialismo ecológico”, “ecología socialista” o ‘ecosocialismo’ (nombre que aquí tomaremos). Este autor incorporó la dimensión ecológica tanto en su hacer político como en sus textos. Lo curioso es que la aproximación estética que realiza a la naturaleza, le lleva a concebirla no sólo como naturaleza salvaje prístina (como la ecología profunda), sino más bien como una naturaleza que incorpora la intervención humana, tal y como un jardín. Mientras tanto, conserva una dura crítica de la civilización industrial y de las mercancías (inspirándose en el concepto de fetichismo de Marx), así como del abuso de las máquinas, la alienación y la división del trabajo, de tal modo que «Armonizar la ciudad y el campo es una preocupación constante en su acción y en sus escritos, y anhelaba transformar la Inglaterra fabril y contaminada de 1890 en un bello ‘jardín’, preconizando la restricción de la industrialización salvaje que experimentaba su país en esa época».[5]
Entre otras cosas, William Morris publicó una novela de importancia central, Noticias de Ninguna Parte puede ser considerada la precursora del pensamiento ecosocialista, que para Michael LÁ¶wy y Joel Konder «se trata de una obra literaria y no de un sistema utópico cerrado, de un “discurso programático” o de una previsión ‘científica’ del futuro».[6] Dicha novela debe contemplarse como la antítesis de Reviendo el Futuro de Edward Bellamy (1850-1898), en la cual Bellamy alaba los principios de la industrialización y la centralización, mientras que para Morris esto suponía antivalores opuestos al verdadero espíritu socialista y libertario que animaba su pensamiento. Morris ha sido acusado de romántico e iluso, aunque a la luz de los hechos contemporáneos, resulta innegable la necesidad de cierto decrecimiento. En cualquier caso, como De la Cuadra apunta:
«Morris nos advertía sobre los riesgos que entrañaba un padrón de desarrollo sustentado en un usufructo ilimitado de la naturaleza, al tiempo que es capaz de construir una alternativa, aunque sea imaginando un mundo más habitable, sin ciudades contaminadas, en que las personas pueden circular libremente entre espacios verdes, rodeados de bosques y jardines, y en completa armonía con los ecosistemas y el resto de los seres humanos. Por lo mismo, William Morris puede ser considerado, quizás, el principal pensador y artífice de una corriente ecológica dentro de la tradición marxista, quien suma la dimensión ambiental a un proyecto emancipatorio global de la sociedad, rechazando de este modo el carácter productivista, predador y explotador del capitalismo»[7].
De la Cuadra, F. (2010). «Utopía y ecosocialismo en William Morris». Persona y Sociedad, 24(3), 31-51.
LÁ¶wy, M. (2002). «O socialismo libertário de William Morris» . En M. LÁ¶wy, L. Konder, Notícias de Lugar Nenhum. Ou uma Á‰poca de TranqÁ¼ilidade. Um Romance Utópico (págs. 9-19). SÁ£o Paulo: Editora FundaÁ§Á£o Perseu Abramo.
LÁ¶wy, M., Kovel, J. (2002). Ecosocialist manifesto. Capitalism Nature Socialism, 13, 121-133.
[1] (De la Cuadra, 2010)
[2] Fue pintor, artista plástico, diseñador, arquitecto, decorador, artesano, poeta, escritor y activista revolucionario.
[3] (LÁ¶wy, 2002)(B)
[4] (De la Cuadra, 2010), p. 41.
[5] (De la Cuadra, 2010), p. 41-42.
[6] (LÁ¶wy, 2002) (B), p. 17.
[7] (De la Cuadra, 2010), p. 49.