Parecía lejano cuando se anunció, pero el nuevo IVA ya ha llegado a nuestras vidas, bueno llega mañana, o no, porque algunos servicios facturados del mes de junio pero con factura emitida en julio ya incorporarán el nuevo IVA, como por ejemplo, la factura de teléfono, en un hecho de flagrante injusticia, pero bueno, algo menor al fin y al cabo, el caso es que a partir de mañana el IVA se incrementa.
Con esta medida el Gobierno pretende generar más ingresos a la Hacienda Pública, concretamente el Ministerio de Economía tiene una previsión de algo más de 5.000 millones de euros de recaudación extra, con lo que, no resolverá todos los problemas del déficit pero sí que será un buen comienzo para hacerlo.
Sin embargo, esta previsión es un tanto discutible, ya que se basa en la variable estática del consumo de los ciudadanos españoles hasta este momento, sin valorar las expectativas racionales que variarán esa dinámica de consumo de manera obvia, por lo que esa recaudación se verá mermada de manera importante.
Una merma que hace dudar de la conveniencia final de una medida de este tipo. No hay que olvidar que el IVA es el impuesto que grava el consumo, y para bien o para mal, nuestras sociedades están organizadas entorno al consumo, un consumo que debe de ser la balsa a la que se tiene que aferrar la recuperación económica. Si los niveles de consumo mejoran, la recuperación económica será más rápida.
El problema es que una subida de IVA repercutirá directamente en el consumidor (aunque algunas empresas han anunciado que absorberán la subida del impuesto, no podrán mantener esa política durante mucho tiempo), y es probable que éste se retraiga a la hora de consumir, o que no lo haga tan alegremente, en especial en los primeros meses, cruciales para la recuperación económica.
No pongo en duda la conveniencia de la subida del tipo impositivo del IVA, demasiado bajo en comparación con otros países de nuestro entorno, pero sí creo que ha habido un error de tiempos. No se puede ralentizar el consumo en el momento en el que se comienza la recuperación, porque así lo único que se consigue es ralentizar la propia recuperación.