El peligro acecha
Yemen encarna el malestar del integrismo y manifiesta la innegable realidad del mundo árabe, carente de una cultura política y donde la ideología yihadista, que avanzó junto a la interferencia de Irán, ha creado un escenario donde la violencia ha proliferado.
Ha sido abatido, por el Ejército yemení, el segundo jefe de la filial local Said al Shahri. El país es uno de los más débiles de esa órbita árabe, donde las fuerzas regionales que apoyan el terror se han vinculado con islamistas locales, convirtiéndolo en una base de la acción integrista y siendo anfitrión de tres de los más peligrosos grupos yihadistas que usan su territorio como base para lanzar ataques a Occidente.
Como antes Afganistán y Sudán, Yemen se convirtió en clave para Al-Qaeda en la Península Arábiga en 2009. La organización se dio a conocer con el atentado fallido contra el vuelo 253 de Northwest Airlines en diciembre de 2009 eso marcó su ingreso en la yihad global.
El Al-Qaeda de la Península Arábiga sólo es una más de las organizaciones yihadistas que ha hecho base en el fallido y desarticulado Yemen.
A once años del fatídico 11-S, la solución al problema, no tiene una fórmula mágica. Lo más probable es que veamos en Yemen una mayor inversión económica en la construcción de Fuerzas de Seguridad que tiendan a ser más eficaces, junto a un despliegue de recursos de inteligencia y el uso ocasional de ataques dirigidos a la infraestructura de Al Qaeda.
Pero la lección que debe aprender Occidente es que la naturaleza y problemática de los regímenes regionales, los peligros de Irán y la yihad mundial son asuntos globales que no resueltos en su tiempo, crecen como en Yemen y otros lugares de la región cuando el Gobierno central carece de fuerza y su poder se ha roto.