Esa es la amenaza de Rajoy a la que debemos prestar mayor atención y, la más letal, la que más ha de preocuparnos. Se le ha escapado, y por escrito, el sin quizás único enunciado con tintes de verdad que ha pronunciado jamás.
Yo estaré ahí siempre… fue también lo que este sinvergÁ¼enza ha ido escuchando de quienes le han sujetado sucesivamente los pies para que se aupara entre promesas, enchufes y connivencias, desde que inicio su escalada (término elegido con toda la intención por ser el más ajustado a la realidad) política, la misma que lo encumbra como vividor eterno de la política y el chanchullo ya que, por si se nos ha olvidado, el susodicho lleva ya más de tres décadas saltando como ficha de oca en el tablero del juego de la mentira oficial (y, por consiguiente, ensanchando los bolsillos con cada cambio de cartera).
Yo siempre estaré ahí es la novedad no-novedad que nos dispara el nivel, ya crónico, de escandalización colectiva y semanal. Se trata del único punto en común DE TODOS los políticos que ascienden a la dorada montaña desde la que se entretienen divisando como caemos, como moscas, y desfallecen nuestras esperanzas ideológicas. Una contraseña entre mafiosos políticos, prostitutos y prostitutas de la ideología; promesa velada del siempre estaré, que parece una frase de the end de película americana: se sabe que es mentira, y de las descomunales, pero se juega a jugar que se es tragada con ingenuidad más falsa que unos labios de botox.
Quien le promete permanencia por escrito al extesorero pepero reo, como a él hicieron quienes le apoyaron como medida eficaz para asegurarse a ellos mismos la permanencia (im)pertinente en el cajón de caja gigantesco que es la política, es, el fondo, un espabilado precoz que, casualmente, obtuvo plaza de Registrador de la propiedad con 23 añitos. Y bien que la premonición era cierta: nos ha ido registrando la propiedad, la del Estado, la de cada cual de nosotros, hasta diezmarla a su antojo y compartirla con la pandilla de secuaces que, como castellers del robo, se mantienen en pie para seguir robándonos. A este hijo de juez seseante –nos referimos a él, no a su padre- su papá, quien se cuenta estuvo envuelto en un caso relacionado con la desaparición de millones de litros de aceite mientras fue Presidente de la Audiencia de Pontevedra, no le debió explicar bien su progenitor, por lo que parece, la diferencia entre acto, delito y falta. Lo digo porque su papá inició la estrategia familiar de callar y hacerse el longuis (aunque no practicó la versión dura de cara encerrada en plasma para no dar la ídem) cuando en el famoso caso REDONDELA tuvo el despiste de perder sospechosamente un sumario de 500 folios que hubiesen sido vitales para desenmascarar un caso donde la doble contabilidad ya era el telón de fondo.
El que promete permanencia eterna al señor del abrigo largo (y la aún más larga mano) es responsable de actos que, en caso de que se compruebe necesaria la desaparición del adjetivo supuesta, lo relacionan con una cadena de acciones, permisos, tratos, connivencias y regalos que se acercarán, ya sin “supuestos” a hacer imprescindible el uso del código penal, aunque no nos debería hacer falta esperarnos a ese momento (que llegará, ya que la basura y porquería política de calidad no es biodegradable ni desaparece ni prescribe tras periodos quinquenales) porque éste no es su debut como infractor, sinvergÁ¼enza, caradura, amoral y amante a ultranza del silencio-prepotente y la falacia: trepó, desde sus inicios genoveses, con un estilo tan lucrativamente efectivo que ha hecho escuela y ha logrado tener a fans enlaquecidas como la señora Finiquito-original de Cospedal, la señora Matosnoopy; escaló y puso los piolets en los lugarespersonas adecuados a cambio de comisiones, promesas, cargos públicos y concesiones y licencias varias; planificó y consintió, por acción u omisión, una trama que nos tiene en-GÁœRTEL-ados desde hace la vergonzosa cifra de más de 4 añitos (años, eso sí, en los que nos han mantenido entretenidos con el proceso de expolio y saqueo colectivo al que llaman y llamamos “crisis”); ha ordenado (y sin supuestamente) el pago a los abogados del señor del abrigo camel, camello de los sobres con los que el PP mantenía cerrada la boca de los suyos y abiertos los bolsillos de la famiglia; se llenó la boca MINTIENDO y defendiendo la honorabilidad de quien, después, cuando la cosa se puso chunga, ya no era un secretario ejemplar sino un mal-finiquitado: no estaba, casualité sospechosa, cuando el del abrigo, se llevó un grupito de cajas de documentación de la sede pepera…
Yo siempre estaré ahí… amenaza este Robinhood inverso, que roba a los pobres, para dárselo y comprar a los ricos, este mismo héroe de pacotilla y plasma que se ha pasado media vida defendiendo la intachable honorabilidad de quienes después, como si el seseante fuese un gafe descomunal, caen en entredicho y probadamente se destapan como corruptos practicantes: Camps, Correa, Bárcenas, él mismo…
En fin… que el sinvergÁ¼enza que preside Españistán, a lomos de un caballo-mula llamada “mayoría absoluta”, amenaza (como hizo a su antes-amigo del alma, Bárcenas) con estar aquí siempre…
PS: Crucemos los dedos para que los que “estuvieron” con este sinvergÁ¼enza, y le han permitido la mayoría absoluta en la que se aupa para sinvergonzonear, abran los ojos y no le digan ya más “Vamos a estar ahí siempre”