El pasado 17 de mayo se celebró el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, instándose a todos los países a revocar las leyes que discriminan a homosexuales y transexuales y a castigar los actos de violencia de que son víctimas esas personas. Porque si bien algunos países otorgan los mismos derechos civiles a toda la población independientemente de su orientación sexual o identidad de género, es más que sabido como aún, al día de hoy, persiste la desigualdad de trato.
Hasta el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba la homosexualidad una enfermedad mental. Y de esto hace solamente 23 años. Terminar con la homofobia y la intolerancia a la transexualidad es un imperativo de justicia que llevará todavía su tiempo. Incluso en Europa, donde la tolerancia y la integración es elevada, los homosexuales sienten la discriminación en sus vidas cotidianas. El 47% de los ciudadanos de la Unión Europea así lo perciben, según la Agencia de los Derechos Fundamentales, y el 44% dice sufrir burlas, comentarios despectivos o conductas negativas en su entorno.
La homosexualidad sigue siendo ilegal en 78 países (el 40% del total), según datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais y Transexuales. En algunos de ellos, como Uganda o Camerún, la caza al homosexual se traduce en el acoso permanente y se salda con detenciones, palizas o asesinatos. En cinco países —Mauritania, Sudán, Arabia Saudí, Yemen e Irán— y en zonas de Somalia y Nigeria las relaciones homosexuales se castigan con pena de muerte.
Amnistía Internacional considera que las personas detenidas o encarceladas en virtud de este tipo de leyes son presas de conciencia y trabaja para lograr su libertad inmediata e incondicional. La despenalización es esencial como un primer paso en el camino hacia la igualdad plena de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero. (homofobia-generalizada)
“Toda persona debe poder disfrutar de todos los derechos humanos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y sin embargo, millones de personas de todo el mundo se enfrentan a la ejecución, el encarcelamiento, la tortura, la violencia y la discriminación por su orientación sexual o identidad de género”.