Don José de Lorenzo, don Gonzalo de Murga y don Martín Ferreiro, empleados de la Dirección de Hidrografía, publicaron en 1864, con pie de imprenta del Establecimiento Tipográfico de T. Fortanet, sito en el número 28 de la muy madrileña calle de la Libertad, a la que nunca se ha atrevido a cambiar de nombre el corregidor de turno, un Diccionario Marítimo Español que la Academia de la Lengua debería reeditar. Entresaco de él unas cuantas definiciones…
ZAPATAZO. Sacudida y golpe fuerte que da una vela que flamea o se está cargando con viento frescachón. Dícese también latigazo y es más violento que el gualdrapazo.
ZAPATEAR. Dar zapatazos una vela.
ZAPATEO. Acción de zapatear las velas.
ZAPATERÁA. Con esta voz se designa una mala maniobra.
ZAPATERO. Dícese del que maniobra o ha maniobrado mal, o no entiende la maniobra.
ZAPATO. Dícese del buque muy chico.
Treinta y cuatro años después de la publicación de esa joya lexicográfica se quedó el país sin pulso, llegó el Desastre, España fue a la bancarrota moral y material, y nació la generación del 98.
Sabido es que ahora todo va más deprisa.
Y hoy, por añadidura, ni siquiera contamos con el grito y la denuncia de Unamuno, Maeztu, Azorín, Baroja y Machado. Valle-Inclán era un modernista. Ortega llegó más tarde.
Tampoco existe ya -sería un consuelo- La Codorniz.
¿Viento frescachón? Seguro que los de mi quinta recuerdan aquel parte meteorológico: “Reina en todo España un fresco general procedente de Galicia…”.
Cerquita de León.
Con Franco, por lo menos, nos quedaba el recurso del chiste. Quien bien ríe…
Yo me río. Esta columna es sólo un divertimento. Melancólico, eso sí.
¿Qué otra cosa cabe hacer, aparte de dar España por perdida e irnos sin su música a otra parte? Estamos tocando fondo. Ya lo avisaron Gabriel Celaya y Paco Ibáñez.
¿Por qué el día 16 de agosto de 1898 escribió Silvela, heredero de Cánovas en la jefatura del partido conservador, que España no tenía pulso? Pues porque los madrileños, al enterarse de la noticia de la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, se fueron tan panchos, como cualquier otro domingo, a los toros, las verbenas y las horchaterías.
¿Ha cambiado algo? Bueno, sí… Fútbol, botellones, telebasura y éxodo de Semana Santa. Quieren prohibir los toros, la horchata se pasteuriza, las verbenas son parques temáticos y ya no hay santidad, sino corrupción.
¿A do fuir?