Mi reciente artículo sobre ese artilugio al que yo denomino “telefonín” (móvil o celular) y el que ya y para muchos (innecesariamente) es algo así, como “la nueva argolla para los esclavos de hoy”… me ha reportado, bastantes respuestas y de todo tipo; la mayoría airadas y otras bastante sensatas; ello me inspira este artículo y por cuanto, el mundo actual está tan masificado; y tan desorientado por ello mismo… que conviene profundizar en el tema… “aunque y seguro que me van a seguir tirando piedras”; cosa que ya me hace reír más que otra cosa, pues mejor reír que llorar y alguien aprovechará algo de los consejos de un viejo que precisamente por ello mismo… “ha vivido mucho”.
Escribí hace mucho tiempo que… “el individuo es superior a la masa” y ello es así, por muchas vueltas que se le den y por cuanto… “es el individuo el que influye en la masa y no al contrario”. Siempre y desde que se conoce la historia de “éste mamífero autotitulado homo sapiens sapiens”; han sido y son (y serán) individuos aislados los que con su saber y ejemplaridad, son los que hacen reaccionar a la masa, marcándole caminos que y por lo que sea, siguen… lo lamentable es que, también hay individuos nefastos y que igualmente influyen en esas masas, e igualmente los siguen…¿ejemplos? Por mi parte no indicaré ninguno, que cada cual y con su caletre los busque, hay para hincharse.
¿Pero por qué esto es así? Pregunta que no creo tenga respuesta (hoy) y que por tanto queda en el aire; pero podemos conjeturar “cosas”.
Si nos fijamos analizando individualidades, se llega a extremos tales como el que en realidad no hay dos seres humanos iguales, como tampoco los hay en cualquier otra “familia” de mamíferos, o de otros seres de pelo, pluma, escama o caparazones varios… tampoco existen dos hojas en el mismo árbol que sean idénticas y así podíamos seguir hasta afirmar que no hay dos piedras iguales ni dos granos de arena del mar.
No hablemos de nuestras propias huellas dactilares, que son todas diferentes en nosotros mismos y en el conjunto de todos los demás; de ahí la eficacia policial al controlar esas huellas y aplicar el conocimiento a detectar y detener delincuentes.
No son iguales ni los dos gemelos nacidos en el mismo vientre materno; y nosotros mismos, si se nos hace una fotografía del lado izquierdo y luego otra del derecho; apareceremos como dos seres diferentes; de ahí el que igualmente la policía realice varias fotos del detenido y cuando ya se considera delincuente; puesto que ello será necesario para su eficaz identificación.
Pero si todo es así y todo es “una individualidad”… ¿Por qué los humanos se convierten en masas? Yo creo que por miedo a afrontar su propia individualidad; y en eso se parecen a las hormigas y otros muchos insectos, o incluso animales mamíferos, que en la masa encuentran su sustento, su defensa y su verdadera fuerza… pero el ser humano al tener cerebro y pensar, masificado no encuentra ni va a encontrar nunca lo que sí que encuentran los animales mentados y otros… puesto que llegado el momento de ser defendido y arropado… “la masa lo dejará solo y allá te las apañes como puedas”.
Y esa soledad del masificado (que la padece como cualquier otro ser humano) la camufla, la mitiga, o cree que la salva… “imitando vestimentas, artilugios, consumos y múltiples cosas más”, que copia de “los ídolos que adora”; la mayoría de ellos… “más vacíos que el contenido de una bombilla incandescente” y los que igualmente, padeciendo “soledades que ni imaginamos”; se defienden de ellas haciendo extravagancias e imponiendo consumos absurdos o peligrosos, e igualmente vistiéndose de forma que “al individuo” (al verdadero) le causa más risa o conmiseración, que otra cosa. Reciente está ese suicidio de una joven cantante (creo que inglesa) y que a sus veintisiete años… “ya estaba hastiada de todo”; lo que en sí mismo no es un caso extraño, puesto que hay muchos más y que se dan en… “esos ídolos de barro” que las masas adoran y con los que se identifican, sin entenderse muy bien el por qué de ello.
Y en este sentido respondía a un opinante sobre “el telefonín” y mi comentario sobre el mismo y otros artilugios, caros y peligrosos y de los que se usa y abusa; puesto que una cosa es la necesidad y otra muy distinta, el consumo por consumir. Al mismo le dije lo siguiente.
“El individuo y en general, tiene miedo a SER INDIVIDUO; y por tanto tener personalidad propia; es por lo que todos esos artilugios los adquieren las masas y se colocan igualmente cualquier chuminada o atuendo general; es el miedo a esa individualidad; no quieren ser singulares… prefieren ser borregos… y así nos va”. Y para mí… “mientras más individuos existan, mucho mejor para todos, puesto que una población de individuos bien formados, ya les costaría infinito trabajo a los demagogos, el gobernarlos como gobiernan a las masas con sus mentiras y embaucamientos”. Al individuo formado hay que convencerlo con realidades tangibles y no con mentiras.