“Saben muy bien ustedes, filipenses, que en los comienzos del Evangelio, cuando partà de Macedonia, con ninguna Iglesia tuve cuenta de “haber y debeâ€, sino únicamente con ustedes†(Fil 4, 15).
Tróade o Troas fue fundada en homenaje a Homero y su famosa, Troya.
Lo hizo Alejandro el Magno, el del imperio de vastÃsimo territorio: Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente próximo y Asia Central.
Tróade es escenario de un gran acontecimiento histórico. Pablo, que andaba en sus giras, predicando por todas partes, a tiempo y a destiempo, el Evangelio de Jesucristo, en esa ciudad tuvo un sueño. En el mismo, un macedonio, de pie, le suplicaba: “Ven a Macedonia y ayúdanos†(Hechos 16, 9). Hay que tener presente que Dios se expresa de distintas maneras y el sueño es una.
En Pablo habÃa la idea de ir a Europa y llegar hasta España.
Pues bien, Pablo, junto a Silvano, Timoteo y Lucas, se traslada a Filipos.
Yo le sugiero al lector tener un mapa de la época y otro actual para que vaya guiándose en la ruta emprendida por el grupo.
Tróade era griega, portuaria, hoy, provincia de Canakkale, TurquÃa. Macedonia llegó a formar parte de Yugoeslavia, cuya unidad se desintegró y su sistema socialista autogestionario fracasó. Por cierto, la Madre Teresa de Calcuta es de Macedonia.
El acontecimiento histórico consiste en lo sucedido en Krenides – como se llamaba Filipos – donde se inicia la evangelización de Europa.
En Filipos, que era colonia romana, vivÃan pocos judÃos y no habÃa en esa ciudad ni una sinagoga.
¿Qué hacen Pablo y Silas o Silvano?
Que siendo sábado se dedican a rezar y orar al aire libre, en la mañana, muy temprano, cerca de un rÃo, donde también lo hacÃa un grupo, encabezado por Lidia, una rica comerciante de púrpura. Ese grupo estaba integrado por sólo mujeres.
Dejo que hable la Sagrada Escritura: “Entre el auditorio habÃa una mujer llamada Lidia, temerosa de Dios, negociante en púrpura…†(Hechos 16, 14 – 15).
A Lidia y a su grupo, Dios les abrió el corazón ante las cosas que decÃa Pablo y son bautizadas.
Pablo ante la molestia de una esclava adivina logra, en nombre de Jesucristo, sacar el espÃritu que poseÃa a la muchacha que, le producÃa “pingües†beneficios a sus amos, quienes, valiéndose de la falsedad, imputaron al apóstol y a Silvano hechos falsos. Respiraban por la herida que les produjo la pérdida de esas ganancias.
Sin mirar para atrás, los magistrados que recibieron la acusación, procedieron, ante la multitud vocinglera, a condenarlos, sin garantizarles el debido proceso. De haber investigado, su proceder hubiera sido distinto a esa manera cruel y arbitraria, porque, tanto Pablo como Silvano, eran ciudadanos romanos y éstos gozaban de esa garantÃa procesal.
En la cárcel putrefacta adonde fueron a parar, después de ser apaleados, Pablo y Silvano se dedicaron a orar y cantar himnos de alabanza al Señor.
¿Cuál fue el impacto? Que nuevamente la acción de Dios se produce. Un fuerte terremoto abre las puertas de la cárcel y todos los presos quedan en libertad. El carcelero intenta suicidarse y no lo hace, ante el llamado de Dios. En los pies de Pablo, se convierte al cristianismo y se bautiza con toda su familia.
Los magistrados se ponen nerviosos por la injusticia cometida y tienen ellos mismos que acudir a la cárcel a poner en libertad a Pablo y a Silvano. Pablo hace valer su condición de ciudadano romano.
Todos estos sucesos llevan a Pablo a que constituya la primera comunidad cristianana en Europa. Funda asÃ, la Iglesia de los filipenses.
Han pasado muchos siglos, me pregunto ¿tendrá que iniciarse una nueva evangelización en ese Continente? ¿Se ha arrepentido de sus pecados de ayer y de hoy? ¿Qué será de su responsabilidad ante quienes tocan sus puertas demandando hospitalidad y justicia, esos miles de inmigrantes que sufren vejaciones de todo tipo?
Son preguntas al aire, al viento, que no sopla para un solo sitio, región o lugar. Dios escucha esos clamores, pero sólo Él sabe cuándo y cómo actuar. Nadie conoce el tiempo de Dios, pero de que su justicia, su misericordia y su amor se imponen, no abrigo dudas.