Lo calificó y sentenció muy bien, el inteligente, sarcástico escritor y abogado Vizcaíno Casas… el que dedicó un libro a las que denominó «autonosuyas»; refiriéndose y concretando lo que ya eran las denominadas autonomías españolas. Ni imaginarme puedo cómo las calificaría hoy varios lustros después; pero este escritor que en vida «deshuesó» muchísimo el jamón hispano, ya está muerto y sepultado y sus libros tampoco se mantienen en candelero, aunque sería bueno leerlos y releerlos, sin pasión partidista, no es necesario ello para encontrarse con realidades preocupantes.
El sistema de gobiernos autonómicos en España, está fracasado, digan lo que digan y lo hagan como quieran. Lo que esperábamos de ello no ha resultado real y lo que nos ha caído encima, es al final de tantos años, unas administraciones duplicadas, triplicadas, cuadruplicadas o «centuplicadas»; puesto que como las bacterias en caldos de cultivo favorables, se han reproducido «los nichos bacterianos» a una velocidad y en una cantidad ya insoportable y que lo devoran todo, directa o indirectamente; habiendo igualmente fomentado el nepotismo y el amiguismo, el soborno y la malversación a grados que ni imaginarnos podíamos en aquellos tiempos en que se preconizó y se concedió, autonomías para estar mucho mejor gobernados; creyendo nosotros (ilusos) que con ello vendría una reducción del aparato estatal franquista y del que nos quejábamos igualmente, por que creíamos que era reducible en grados notables.
No fue así y a la vista está… a la vista está igualmente la ineficacia de estos gobiernos que nos aplastan a impuestos y ni son capaces de organizar una justicia, policías, leyes y aparatos eficaces, para que nos libren de la invasión de la infinidad de delincuentes de todo tipo, puesto que abarcan desde a los de guante blanco y políticos, hasta los descuideros y que unos y otros en sus extremos campan por sus respetos y hacen lo que quieren impunemente… y el resto, pues a la vista está el que tampoco aminoran notablemente sus infinitas fechorías, en las que ya destaca el crimen en todas sus manifestaciones y que van desde el secuestro al asesinato, pasando por la tortura y el apaleo a sus víctimas; incluso el empleo de sicarios para asesinar a otros; cosa impensable en la España de hace bastante poco tiempo.
Las autonomías se han erigido ya en virreinatos, algunos con plenos poderes e ínfulas estatales y que quieren imponerse al Estado central, como iguales, con el agravante de que aparte de lo suyo, quieren parte de lo de los demás (Cataluña y Vascongadas) y amparados en gobiernos extremadamente débiles y en el sistema de votos y componendas «comerciales» ; están resultando nefastos para el conjunto nacional que amparado (es un decir) por una Constitución, que parece ser de plastilina; cada cual la va conformando a sus intereses; y a los demás, como más débiles les caerá la eterna carga soportada; pues recordemos que hasta Franco favoreció enormemente a las regiones siempre descontentas, como la vasca y catalana, que digan lo que digan y la hagan como quieran, consumieron para sus intereses enormes capitales administrados por el franquismo, mientras enormes áreas de España, se despoblaban empujadas por el hambre y tenían que emigrar allí donde Franco situó el gran desarrollo industrial; Vascongadas, Cataluña, Valencia, Baleares y Madrid; es resto no interesaba y al parecer no interesa ni hoy mismo… 35 años después de haberse enterrado Franco y el franquismo.
De la educación y formación cívica, mejor ni hablar hoy de ese gran desastre.
Todo esto tiene que ser reestudiado, las autonomías reducidas y controladas al grado máximo y llevando todo a una redistribución lógica y equitativa, de forma que las zonas menos desarrolladas crezcan a mayor ritmo que las que ya lo están. Todo ello será bueno para todos los españoles si de verdad… nos sentimos como tales; el camino que hay ahora no tiene salidas convenientes para una nación que se sigue denominando España; y que esa Constitución tan maltratada, sigue considerándola como indivisible en una sola piedra o islote; conviene no olvidar ello, pues lo votamos por abrumadora mayoría los españoles con derecho a voto en 1978 y mientras no exista otro refrendo constitucional que la cambie, esa es la ley madre y la que tienen que hacer cumplir los primeros de todos, los gobiernos centrales y con la fuerza que da ese texto y los medios que le son autorizados.