Sociopolítica

¿QUIÁ‰N REPRESENTA A QUIÁ‰N EN ESPAÑA?

En España y en esta nueva época en la que tanto confiábamos y que «tan pocha» nos  ha salido; nadie representa a nadie. Más concreto aún, el que representa sólo representa a su ombligo y normalmente se vende por un plato de lentejas, si con ello mejora su panza y su  bolsillo. Esa es la miserable política que estamos viendo con demasiada frecuencia, dejemos la excepciones para aquellos casos en que puedan existir.

Aquí el dirigente «de clase» (dicen) suele ser un mercenario que vende sus servicios a quién mejor se los paga y puntualizar nombres y apellidos, quizá necesitaríamos una investigación a fondo y que daría como resultado un buen tocho, que posiblemente nadie leería, puesto que el español apenas cree ya en nada y ello completa el desierto social y económico que padecemos… la indiferencia y la impotencia es la que ha ganado la batalla en esta etapa tan gris (tirando ya a negra) que padecemos, hace ya la friolera de 35  años.

Ahora acabamos de ver como se han roto las conversaciones entre («dicen») que patronos y sindicatos obreros y gobierno; el que como dueño del dinero público, creía tenerlos muy amaestrados, pero uno ha saltado y quizá ello ha sido  hasta provocado, puesto que ya  el fracasado gobierno y sindicatos obreros, tienen un chivo expiatorio, que es  lo que busca con denuedo cada inútil y ello es viejo en la historia del hombre.

Veamos las cosas desde un mirador,  que ni es político, que ni es empresario, que ni es obrero, sino simplemente  un ya viejo español que ha vivido mucho… quizá demasiado y por ello tiene tantas experiencias sobre sus costillas, siempre fuera de la política  y la mamandurria oficial, que simplemente… me dieron asco siempre.

Un Gobierno que no representa LOS VERDADEROS INTERESES DE LA MAYORÁA DE ESPAÑOLES, puesto que en mayoría los ha llevado a la ruina o al empobrecimiento; unas organizaciones obreras que no representan a la  mayoría de obreros, pues, en parte, son simples organizaciones pagadas por el gobierno (con nuestros impuestos) y por tanto y como en épocas de Franco, sólo obedecen a quien le paga… y unas organizaciones empresariales, que tampoco representan al comercio y la industria,  puesto que más o menos se nutren como los sindicatos obreros y son un remedo de «la verticalidad franquista»; no pueden solucionar nada  pues nada grande representan. Suelen representarse ellos mismos y mediante parodias, más de pena  que de risa.

Ahora el gobierno «montará en cólera» y ordenará lo que mejor le venga en gana o lo que resulte de sus vísceras agitadas por el fracaso  obtenido: el resultado será más ruina y más empobrecimiento para todos los que pagamos a estos ejércitos de parásitos; si no al tiempo. Pero ellos seguirán con el terrible canto de que… «si son galgos o son podencos» y cobrando como hasta aquí o  más si se lo proponen, pues son los amos.

Vengo diciendo que la mejor contratación es la contratación libre… ¿por que no se deja y que cada empresario pacte con su empleado o empleados lo que ellos estimen oportuno  y sin interferencias de nadie?… claro que entonces, sobraban  todos estos… «arregladores de nada». Pero seguro que la mayoría de buenos obreros (los parásitos sería descubiertos y apartados) notarían mejoras notables,  puesto que cada obrero necesita una observación lógica y normal antes de ofrecerle su justo salario…  y seguro estoy que  habría  obreros que cobrarían muchísimo más que otros… sencillamente, por que su trabajo lo merece.

Y nadie tema a los despidos… «un empresario que de verdad lo sea y lleve la empresa sobre sus costillas (yo fui uno de ellos) jamás despedirá a un obrero que le sea medianamente útil, sencillamente…  para formar al sustituto, necesitará un tiempo  y un dinero que  no quiere gastar inútilmente… ¿entonces por qué ese miedo al despido? El empresario tendrá que despedir por dos motivos firmes, o bien por que le sobran obreros por cuanto su actividad ha mermado (cuando aumenta por el contrario contrata más) o bien por que quiere deshacerse de algún parásito que no conviene a  la  empresa como tal.

Por otra parte recordemos que el obrero puede decir adiós y dejar en la cuneta al empresario y éste no puede pedir daños y perjuicios… el obrero sí y esto no es justo. Todos los cerrojos que se les  pongan a las  empresas al final son perjuicio para nuevas contrataciones y eso tiene que tenerlo en cuenta el obrero… que ya digo, si es un buen profesional, ganará más siempre… que lo que los del gobierno fijen; conviene que en ello se mentalice el buen profesional y obrero.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.