Mi anterior artículo titulado: ¿Existe Dios? ha sido motivo de múltiples réplicas y de todos los calibres. Desde el ateo al ferviente creyente religioso, muchos cientos han opinado y de los que he tenido noticias; uno de ellos y que como yo cree en Dios; me dice cuanto sigue, en relación a la libertad del ser humano y que yo cuestiono como «una libertad vigilada». Sintetizo sus respuestas para centrar el tema.
«Eso seria responsabilizar a Dios de nuestras acciones. Dios no puede intervenir en nuestras vidas… no habría libertad. Así que el nos deja crecer solitos, nosotros mismos debemos resolver nuestros problemas. NO puede sobreprotegernos!!!».
Mi respuesta es la siguiente: No sé hasta que punto tenemos esa libertad… puesto que media vida nos la pasamos entre durmiendo y funcionando automáticamente, al respirar y tantas otras necesidades vitales, que funcionan bajo una orden y disciplina, que no depende en absoluto del hombre y que sin embargo, esa disciplina (Dios) atiende de forma incuestionable y vital para la vida y la marcha del ser humano… por tanto tenemos libertad… pero libertad limitada o condicionada. Sí, yo creo que el responsable final es Dios… y es sencillo; nosotros no somos causa sino efecto; por tanto es La Causa, la responsable de nuestro ser, sentir y vivir. Quizá por ello Lutero dijera aquello de que… «somos marionetas cuyos hilos mueve Dios».
En otra intervención, se plantea la trascendencia del ser tras la muerte y me plantean lo que sigue: «Uno muere y aunque exista Dios no quiere decir que uno seguirá existiendo. No veo ninguna regla que obligue a que Dios nos mantenga en algún otro plano existencial diferente al mundo material tal y cual lo conocemos. Para pensar se necesita del cerebro es decir de los átomos, moléculas y células que lo componen y del soporte auxiliar de otros órganos, ya que sin sangre el cerebro no sirve. La vida no tiene por que continuar mas allá; claro a mí me gustaría seguir existiendo y teniendo conciencia, pero para ser objetivos no hay asiento científico en ello, salvo nuestra especulación».
Razonando, respondo lo que sigue: Existir o no existir tras la muerte. No hay nada más que una esperanza y por tanto tampoco merece la pena amargarse o preocuparse por algo que… ya veremos si es o no realidad. Pero dicho ello… «la vida empieza en la materia; y de formas primitivas o iniciales, va evolucionando en una escala infinita y termina en lo que denominamos ser humano». Para llegar a ello, han tenido que existir infinidad de vidas y muertes de seres vivos en esa evolución; que por otra parte es muy avarienta (mi cuerpo es lo mismo que el de una sardina, en lo esencial: cabeza, tronco y extremidades; o sea que hay una línea maestra)… entonces si el punto final que conocemos es el hombre… ¿Como negar la posibilidad de que tras la muerte siga la evolución y en una perfección constante?… nada sabemos, pero todos los antecedentes nos indican una continuidad. Por mi parte ya hace tiempo que no temo a la muerte; y en cuanto a vivir o no vivir tras ella… tampoco me quita el sueño; simplemente espero y tengo esperanza de no haber sido… «un juguete de Dios». Pero si no hay nada, ello será por fin un descanso tras tanta inquietud, angustias y sufrimientos; por tanto también lo aceptaría… como ya he aceptado mi vida tal cual se ha desarrollado y espero aceptar lo que me quede de la misma. Es más quedaré agradecido por esa vida, que para mí… fue muy rica en experiencias vividas, soñadas e incluso intuidas. Vivo pues muy tranquilo y sin prisas, simplemente espero.
Siguen llegando respuestas, descalificaciones, barbaridades, fanatismos y otros… pero no ha lugar para más, por hoy.