En la última reunión del Future Trends Forum, foro internacional y multisectorial sobre prospectiva e innovación que organiza la Fundación Bankinter , Tim Rowe, CEO del Cambridge Innovation Center y partner de New Atlantic Ventures, dijo con contundencia: “En España algo no funciona bien cuando un estudiante de universidad no puede montar su propia empresa con facilidad”.
Las conclusiones de los expertos, referencia en el ámbito de la innovación, que se reunieron para buscar claves con las que anticiparse al futuro, analizando las tendencias y pronosticando su posible impacto en las actuales empresas, se mostraron preocupados por el entorno español, ya que no lo consideran del todo propicio para los innovadores. Hiperinflación burocrática y normativa, son hándicaps difíciles de salvar, cuando uno se propone llevar su idea a la práctica y crear una empresa. Además de eso, hay que luchar contra una cultura social en la que los emprendedores son considerados locos que arriesgan su dinero con pocas posibilidades de que lo vean multiplicado.
Cultura social que hace que la mayoría de españoles perciba, como modelo laboral ideal, el del funcionario, y así lo recoge Marc Vidal en su trabajo “Contra la cultura del Subsidio”, en la que dice que mientras en EE.UU los estudiantes de Economía quieren crear su propia empresa, en España esos mismos estudiantes aspiran a ser funcionarios.
¿De dónde salen esas trabas para la creación de empresas?, ¿Por qué somos uno de los países menos emprendedores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)?. Lejos de buscar culpables externos, y sin lugar a dudas, se impone una lectura introspectiva o emocional, del tipo: ¿cómo se nos ha educado, (cómo hemos aprendido) para no tener desarrollado un espíritu emprendedor?, ¿qué resorte emocional bloquea la ambición por crecer y por crear, y nos instala en el conformismo?, ¿Por qué, en determinados contextos, tenemos tan arraigada la creencia, que nos moviliza emocionalmente, de que las subvenciones son una opción de vida?. ¿Por qué tenemos la idea, que tan bien expresó D. Miguel de Unamuno, de: “que inventen ellos”?
Si. Gran parte de la responsabilidad es de los Estados, y de las Administraciones Públicas que deben engrasar la iniciativa, que debieran implementar políticas que inviten al emprendimiento. Cierto es que es muy importante el papel de los gobiernos para identificar los sectores potenciales de innovación y apoyar esfuerzos en ellos. Y también que deben ofrecer consistencia, más allá de los cambios de Gobierno.
Pero también es preciso reflexionar en “qué cosas” hacen de nosotros ciudadanos conformistas, súbditos sin espíritu emprendedor. Y en la búsqueda de las características que nos hacen así, quizá encontremos soluciones, o vías de solución para crear una sociedad con iniciativa. Una persona emocionalmente inteligente es una persona que diseña su destino, tiene visión de futuro, y emprende acciones para concretar sus objetivos; y dónde ponemos “persona”, podemos poner “sociedad”.
En la película El Manantial, Gary Cooper dice: «A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados solamente en su visión. Los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores lucharon contra sus contemporáneos. Se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y recusados pero los hombres con visión de futuro salieron adelante». Quizá sea esta una manera de comenzar a dar “los primeros pasos” para “salir adelante” de la crisis que tanto nos asusta.