La luz, sobre todo la luz láser, es el eje de las investigaciones que se desarrollan en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), según comenta a SINC su director, Lluis Torner (Berga-Barcelona, 1961). El ICFO acaba de ingresar en el selecto club de los centros acreditados con el distintivo de excelencia Severo Ochoa que concede el Ministerio de Ciencia e Innovación.
¿Cómo valora la creación de este distintivo?
España tiene investigadores individuales excelentes, pero históricamente nos ha resultado difícil disponer de instituciones enteras de excelencia. Teníamos jugadores de élite, pero necesitábamos, además, equipos de Champions, instituciones, donde pudieran jugar. El programa Severo Ochoa es claramente visionario y apunta en la mejor dirección. Desearíamos que el programa se reforzase y ampliase económicamente de forma paulatina en el futuro, a medida que la coyuntura económica lo permita, para dotar a las entidades seleccionadas de capacidad de competir a escala global. El programa puede ser el inicio de un cambio histórico en el impacto y ambición de la ciencia española.
¿Qué investigación de excelencia desarrolla el ICFO?
Durante los dos últimos años, los investigadores del ICFO han publicado más de una docena de artículos en revistas del grupo Nature, han recibido un gran número de premios internacionales y han creado un portafolio de patentes y de colaboraciones industriales de gran valor estratégico. La mitad de los investigadores de plantilla han obtenido posiciones ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis AvanÁ§ats) y un tercio ayudas ERC (European Research Council). Además, ICFO ha creado también tres empresas spin-off hasta la fecha.
¿Cómo ha evolucionado este joven centro desde su creación?
El ICFO fue creado desde cero en el año 2002 por la Generalitat de Cataluña y la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Cuando esté a pleno rendimiento acogerá a unas 350 personas. El instituto ocupa un edificio de 14.000 m2 en el Parque Mediterráneo de la Tecnología, en Castelldefels, dentro del área metropolitana de Barcelona. El ICFO es una fundación con personalidad jurídica propia, y al mismo tiempo está adscrito a la UPC como instituto universitario de investigación. También colaboramos intensamente con la Universidad de Barcelona y con la Universidad Autónoma de Barcelona, a través del proyecto Campus de Excelencia, masters conjuntos, etc., así como con la mayoría de hospitales de la región.
¿Cuáles son las principales líneas de investigación del ICFO?
El instituto realiza investigación de frontera, tanto fundamental como de orientación industrial, en varios campos de las ciencias de la luz. Las actividades principales de investigación se agrupan en los programas de luz para la salud, luz para energía y luz para información, y ejecutamos también proyectos en los sectores de la alimentación, la cosmética, la construcción, la automoción, etc. Tenemos programas muy activos en tecnologías biomédicas y nanotecnologías. En la actualidad nuestro principal proyecto es el programa NEST financiado por el mecenazgo de la Fundación Cellex Barcelona, dedicado a talento joven y del que esperamos resultados extraordinarios.
¿Cuál es su consejo para aquellos aspirantes a incorporarse al centro?
Los ICFOnianos son hombres y mujeres con un perfil muy internacional, apasionados sin matices por los retos de frontera, tienen una gran ambición científica y aspiraciones de realizar contribuciones de impacto global.
¿Qué retos tiene el ICFO por delante?
A nivel institucional, la competitividad de instituciones como el ICFO sólo está limitada por la capacidad de atracción y de retención de talento asociada a su entorno social, geográfico e industrial, y por la financiación de la que puedan disponer, que en el caso del ICFO está en línea con las demás instituciones españolas. Con una financiación comparable a la que disponen los referentes globales, las instituciones como ICFO y sus homólogas en otros campos del conocimiento tendrían la capacidad de competir al máximo nivel.
¿Qué le apasiona del estudio de la luz?
Me apasiona el poder de las herramientas basadas en la luz, especialmente luz láser. La luz se usa para ver, detectar e identificar; para cortar y pegar; agujerear y tapar; escribir y borrar; comunicar y codificar; atrapar, empujar y agarrar; calentar y enfriar; diagnosticar y curar, y un interminable etcétera. Como herramienta industrial, la fotónica a veces proporciona soluciones más simples, compactas o baratas que otras opciones. Al mismo tiempo, la luz láser es una de las herramientas más importantes para avanzar la frontera científica en numerosos campos.
¿Y cuál es la última frontera?
Las herramientas basadas en luz láser se usan para avanzar la frontera última de nuestro conocimiento de la naturaleza y de nuestra habilidad para manipularla, desde interrogar átomos individuales, a actuar sobre neuronas una a una, visualizar el proceso de infección de una sola célula por un solo virus, detectar tumores incipientes, filmar en tiempo real reacciones químicas… Ejecutar estas tareas requiere herramientas que funcionan en el reino de lo ultrarápido, lo ultradelicado, lo ultrapreciso o lo ultrasuave, hasta un extremo que con frecuencia solo la luz láser más exquisitamente preparada puede proporcionar.
SINC