El lobby israelí, de John Mearsheimer y Stephen Walt, (ed. Taurus, 2007, 610 páginas).
“En cualquier tipo de asuntos es una práctica sana añadir, de vez en cuando, signos de interrogación a las cosas que por mucho tiempo se han dado por sentadas”. (Bertrand Russell)
Ante la desmesurada ofensiva de Israel en Gaza, considero de la mayor actualidad la obra de los profesores norteamericanos, John J. Mearsheimer, de la universidad de Chicago, y Stephen M. Walt, de la de Harvard.
En este interesante estudio describen el extraordinario nivel de apoyo material y diplomático que Estados Unidos proporciona a Israel y sostiene que este apoyo no puede justificarse desde un punto de vista estratégico o moral, sino que se debe a la influencia política de un lobby que trabaja activamente para moldear la política exterior estadounidense en un sentido favorable a Israel.
Este lobby, integrado por algunos judíos americanos y grupos cristianos fundamentalistas, no está determinado por cuestiones de identidad religiosa o étnica, sino por una facción extremista que ha implicado a múltiples organizaciones, fundaciones y medios de comunicación con los cuales no están de acuerdo muchos ciudadanos del Estado de Israel, ni una gran parte de los judíos de la diáspora.
Este estudio es riguroso, lejos de todo antisemitismo y que ahonda en las tácticas y maniobras del lobby, pero que también amplía la reflexión a los más recientes acontecimientos en Gaza, Iraq, Líbano, Palestina, Siria, o en el inconmensurable mundo de intereses en torno al petróleo y al gas.
Sus tesis: el respaldo incondicional norteamericano en las últimas décadas al Estado de Israel no ha beneficiado ni a los Estados Unidos ni al pueblo judío; las decisiones de la política exterior estadounidense en Oriente Medio están claramente influidas por el lobby israelí y la tercera que no garantiza ni la seguridad de Israel ni la paz en Oriente Medio.
Cuando uno termina de leer este libro apasionante comprende el rechazo del mundo árabe y de otras sociedades a ese trato de favor a Israel como si fuera el Estado 51 de la Unión.
Creo sinceramente que la lectura de este ameno e importante libro es imprescindible para estudiosos, académicos y profesionales de la comunicación para poder acercarnos sin orejeras ni tabúes a un problema que va más allá del conflicto israelí-palestino y que afecta a la seguridad del mundo.
J.C.G.F.