Este año se propuso en el país una legislación sin precedentes a fin de que la videocámara orgánica VCOOT sea obligatoria para cada ciudadano y una parte de la estrategia de seguridad colectiva. Con el código, ‘Pacis Pretendae Causa’, la VCOOT se visualiza como el invento de la paz y de los desenmascaramiento de los criminales.
Es que en la República de los Muertos Vivos hay que proteger la poca vida que prevalece. Son demasiados los homicidios, ultrajes y secuestros diarios que se acumulan, decenio tras decenio. Los narcócratas en el Poder ejercen una violencia represora. Siempre hay quien quiera vivir, aunque esté nominalmente muerto.
Mas desde que un científico nativo salió con el invento, rayos de esperanzas se han filtrado a la noche luctuosa de la República. La popularidad del artefacto VCOOT (siglas inglesas) crece. Los opresores y criminales lo quieren, «pero sólo como una herramienta más para identificar a adversarios; no lo usarían, dentro de sus cuerpos. Sería como vender la privacidad de sus vidas a un reality show televisado, a todo lo que se conecta a satélites y cable»; pero el ciudadano, el casi muerto, siempre en riesgo, ha dicho que si instalan esa cámara, hasta en sus dolosas almorranas, de mil amores las admite. «Es preferible una cirugía del culo a tanto asalto en la calle». Otra vez, el atracador desgraciado es quien, al fin de cuentas, huye con su delito impune».
La VCOOT se orienta por las vías de satélite o cable doméstico. Es una cámara de vigilancia, con procesos intraorgánico, que enfoca, graba y almacena, imágenes y sonidos abarcados en el gran círculo de acción, dentro y alrededor del usuario que la tenga instalada. Quien se haya instalado la cámara VCOOT en el cuerpo es un verdadero informante de sí mismo. «Depende como usted quiera verlo. Esta un arma que puede desenmascarar a un enemigo, desesperarlo y volverlo un sicario negligente y rabioso».
La cámara graba las corrientes magnéticas y electricoquímicas que provienen de dos o más organismos distintos, una vez que se colocan frente a frente. «Con ésto se da un golpe de muerte a la privacidad humana»; ha dicho un experto civilista que ejemplifica, al punto: «La VCOOT delata con quién ha pasado usted la noche en la alcoba; con quién se mete usted al baño a defecar desperdicios; quien penetra a quien cuando se inclina alguno a recoger la jabonera, si se cae».
Mas ya a los vecinos, pobre gente de la República de los Muertos Vivos, no le importa que sea, contra propios remilgos, lo que sobre sus vidas se exhiba. La VCOOT se ha vuelto popular en el mercado negro. A partir de cierto caso, ha creado expectativas. Este artículo se vende cada vez más y sólo se requiere de un cirujano experto que lo instale y tal vez un experto en latín que explique las instrucciones, «Doscendo Discimos».
Al invento lo ha requerido la CIA, entre otras agencias internacionales de inteligencia, y al grupo de inventores y, en particular, al sabio que tiene la patente, con datos pormenorizados sobre su funcionamiento y especificaciones operativas del producto, los traen muy vigilados. O curiosa y sospechosamente protegidos. El es un sabio de la cibernética. Ingeniero, humanista, víctima del secuestro de su hija y del asesinato de su esposa por esbirros. El es un patriota que se ha aliado a los pocos que se atreven a vivir creativamente en una República de Muertos.
En conjunto, a este sabio y sus colaboradores, no los matan porque, si es cierto lo que alegan, habría que matarlos desde una muy prudente lejanía. Lo que entra al cercano contacto con la VCOOT es grabado. Retransmitido (mundialmente a los más diversos centros) y puede que sea a diversas las fuentes de almacenamiento que un crimen en Hong Kong se sepa en la República de los Muertos Vivos. La información para la seguridad de quien hizo de la VCOOT su escudo, su compañero silencioso e invisible, no puede ser borrada fácilmente. Se reproduce como un fractal de acusación, con el lema «Tal Causa, tal Resultado». Hay unas explicaciones en latín del codificado karma sánscrito. El Pundit de la Cibernética y la Seguridad había sido estudioso de los Vedas.
Esa videocámara, oculta endodérmicamente, en caso de la tarea de asesinar por extraerla finalmente del cuerpo siendo que carga evidencia, requiere la cercanía del agresor. No puede ser arrebatada si el sicario no se expone suficientemente, avanza y entra al círculo de enfoque del usuario. Entonces, quedará grabada (y para siempre) una imagen y hasta el ritmo de su respiración. La VCCOT es efectiva. Desanima el asalto agravado, la lucha cuerpo a cuerpo, la violencia iniciatoria de cualquier tipo. Obliga a faenas extremas, en caso que no importara exponerse a que se extraiga la evidencia de la cámara que, de cierto, es prácticamente indestructible y personalizada para que se difunda hasta después de la muerte a los infiernos posibles.
No en bald la llaman la «Internet / Nanogénica . de la Protección». Uno de los primeros en instalarse los microchips de este artefacto fue también su mártir. Se discute sobre un potencial suicida que dijo: «El mundo ya no tiene esperanza. El opresor es el único que vive contento». Iba camino a matarse, a tirarse de un puente, con una confesión del desespero, cuando vio la propaganda en un volante que cayó sobre la calle, empujado por el viento. «Spes videndi». El, quien dijo que ya no había esperanza de ver cambios, creerlos con optimismo para materializarlos, leyó sobre aquella cajita descrita como pantalla protectora.
«¿Por qué en latín, carajo?» Sólo entendió que invitan a una Prueba Gratis. No se publicita que la «pantalla protectora» sea milagrosa. Esto es ciencia experimental, no ciencia ficciosa.
Sea cual sea el programa de prueba, vincula el sistema esquelético con las tres fases de la retroalimentación intraorgánica. Y la VCCOT es una como una pastilla nanotecnológica, inserta en sitios claves del esqueleto, donde se alojan las células hematopoyéticas y se almacenan otros minerales. Ya, dentro del cuerpo, el Interno Espía VCCOT cumple su misión y revivifica a quien vive, en lamento, de la mortandad de la República. «Desine mortuos commemorare».
La dirección recomendada le llevó, al parecer, a un bazar, no necesariamente clandestino, de inciensos y tatuajes. Y éste era uno: «Deja de lamentar los muertos. Conmemora a los vivos». Y el Tatuador era el Sabio de la VCCOT, dispuesto a instalarla en el cliente y hacerlo gratis y a cualquier riesgo.
Antes de matarse, quiso unl tatuaje: «Desine mortuos commemorare», su adecuada despedida del mundo. Entonces, en el Centro de Control del sistema que mantiene la homeostasia y una condición controlada «dentro de unos límites» (por ejemplo: temperatura, acidez en sangre, presión arterial, etc), personalizaron su expediente. Al cliente lo hicieron receptor consciente de lo que dice su cuerpo. Lo condujeron a un centro computarizado para explicarle todo.
Lo que monitorizará la VCCOT permanentemente sólo explican los médicos, no los tatuadores. «Esta es la imagen de una condición controlada que flotará sobre tu cabeza. Ni tú mismo podrás verla; pero, si algún estrés o acoso externo te afectara, se activará una señal de entrada al centro de control. Cualquier agresión que cambia una condición controlada es llamada estímulo… Todo es estímulo de agresión en la República de los Muertos Vivos. Aún el calor corporal haría que el receptor térmico, aquí codificado para su justa homeostasia, mande una señal al centro de control… Este sistema de microchips que constituyen al VCCOT trabaja estrechamente con el cerebro y las señales de salida, los efectores, que son su respuesta al ejercicio de toda actividad en que te comprometes o situación que te circunde… Así, por ejemplo, el cerebro manda una señal a las glándulas sudoríparas, el efector de tus movimientos, tus agitaciones, el
si corres o te defiende en lucha; la VCCOT graba el momento en que, por respuesta, aumentan las secreciones de sudor en tu cuerpo y graba cuando estás ardiente por hacer el sexo, y junto a quien te subes a la cama, la intensidad de los gemidos se graba… Al evaporarse el sudor, la temperatura baja… pero el vídeo se queda para siempre como un testimonio. La VCCOT se activa con la propia bioquímica de tu cuerpo».
En una reciente sesión del Senado, se ha visto que el Secreto Espía puede ser un amigo de los pueblos y, en la persona, corregir a tiempo la salud de la homeostasia. «Así de sensitiva es la tecnología de la seguridad sociobiológica».
Con una vídeo-cámara instalada en las carnosidades de una pantorrilla, el suicida que identificaron [por el tatuaje de su hombro: «Desine mortuos commemorare»], ha puesto en evidencia la causa de sus pesares y la verdad acerca de quienes son sus agresores. Los médicos forenses comenzaron por abrir la cicatriz que en la pantorrilla le hallaron y a sospechar del tatuaje en el brazo. Lo habrían calificado de suicidio… pero…
En alguna parte del mundo, transmitieron el vídeo-informe sobre una mujer que empuja a su marido desde un puente. Se percibe claramente que le metió un papel bajo el abrigo. Es la antigua carta escrita en que el occiso confesara: «Me suicido por problemas maritales. La mujer me hizo cornudo y chantajea con decirlo para que yo me avergÁ¼ence».
Ahora saben que el occiso es ciudadano de la República de los Muertos Vivos. Han sacado la «pantalla protectora», la primera VCCOT, que se conoce en el mercado y en el mundo. Ya saben para qué sirve y que contiene. El personaje del vídeo fue examinado legalmente. Una mujer lo empujó por el puente. Y éso no importa, aunque a ella la han arrestado ante las evidencia tan rotundas en el vídeo.
Lo que se discute en el Congreso Republicano es la implicación de este artefacto, que se empotra con inacabable actividad dentro del cuerpo, trabajando en armonía sistemas de retroalimentación, esqueléticos, proteasómico de ubiquitina y la tríada del fluido extracelular del Sistema de Pischinger:
03-03-2005