Después de la invención de la imprenta y la prensa, cada progreso en la tecnología de la comunicación y difusión masiva dosifica (pues, todo se da por grados y etapas) otro impulso a las fuerzas progresistas de la cultura. Desde siempre, el impulso dosificado para la cultura acontece porque se lucha contra el vicio y el entretenimiento frívolo-compulsivo que degradan a sus auditorios y a las sociedades. Estos siempre han existido y son fuerzas a vencerse. No obstante, los educadores y creadores han estado a la vela entre los primeros para sacar provecho de cada novedad tecnológica, conllevándola a que cumplir tareas de responsabilidad.
La tecnología digital ha abierto nuevos espacios a los pensadores, poetas, escritores y artistas, para difundir sus obras, adquirir público lector y presencial, animar diálogo y crítica y, en mayor medida, autopublicarse en condiciones de menor costo monetario y, a la vez que se propicie un crecimienro de las posibilidades expresivas en libertad y sin los perjuicios, trabas y demandas que la industria del libro tradicional, o factores externos como la censura y el acogimiento en las librerías presentan ante los alegados mitos del «gusto público». O lo que es o no es luicrativo.
La iniciativa de festejar cada 31 de Octubre (como Día del Poeta Virtual) y que instituyeron las redes comunitarias de poetas, gracias a Rosemarie Parra, motiva a los cultivadores de la crírica cultural a acercarse al fenómeno del espacio digital, que es mediáticamente la nueva tertulia, el salón y el medio virtual, en que dialogan el poeta y sus críticos, amén de los lectores ocasionales. La pluma y tinta del poeta hoy se transforma en pixeles y su papel es una pantalla de vidrio, donde han de combinar las sinapsis electroquímicas de la punta de los dedos y el procesamiento mental con que un creador organiza su poesía.
Me gustaría referirme a las significaciones del nuevo campo de la digitalización de la tarea literaria y su impacto en la cotidianidad de los autores, inclusive de aquellos que no aspiraron a publicar libros en papel, por el entusiasmo que crea integrarse a las posibilidades de los hiperespacios virtuales. Mas no es el final del libro en papel. Lo que ha nacido es un nuevo formato y un canal pemanente de distribución. Puntualizaría qué ha traído la internet, al proveer su espacio al poeta, y cómo se ha transformado la interacción entre autores, lectores y artistas.
Si bien, el Día del Poeta Virtual es un homenaje a él, el que versa, con su reconocimiento se implicita a todo trabajador de la cultura, en el mundo de las letras y, aún de la educación, porque uno y cada uno de los poetas, de ayer al presente, es sobre todo una persona, previamente alimentada, con literatura de todos los géneros, aunque manifieste sus preferencias por alguno, el que cultiva por lo menos. Y es, además, fenómeno frecuente que un poeta cultive alguna modalidad de la prosa, sea el cuento o la crítica, la novela o el teatro. Trabajadores de la palabra, el poeta y otros, todos están, en suma, en función educativa, activa o pasiva ante quien ofreció antes el relato, o el pensamiento filosófico y periodístico. O la educación primera y básica.
LA MULTIFORME PLATAFORMA DE NUESTROS TELARES: El «espíritu poético» (y ésta es una metáfora que exploro abundamente en mis libros) es el más dulce de los «vuelos» porque el poeta, como muchos prosistas lo son, por igual, representan en conjunto los sustentadores literarios de la sensibilidad humana. Son vanguardia del sentimiento en cuanto expresan y preservan la noción del corazón humano como la puerta máa accesible hacia la convivencia y el conocimiento. El corazón humano es el «pastel», o si se quiere, la más blanda y dulce naturaleza del hombre y la vida. Y llama… si un pastel llama a todo el que lo quiere probar y alimentarse de él.
Entonces, al obrero de la miel, obrero de las palabras como elíxir nutricio y polen de flores, puede llamársele las «abejas» del mundo y su verdadero cosmos es fabricar lo dulce y emotivo que llama a consciencia, a exhortaciones humanizadas. Y, por su fruto, las abejas de la creatividad / poiética / son las más aptas para dialogar con las moscas / catadoras básicas de la miel de nuestros frutos. Si es cierto que todo lo dulce, atrae a moscas y hormigas, bendígase a las moscas que suben al pastel de nuestro trabajo y son lectores. Y bendígase al ave cantarina, que se ha alimentado del néctar de las flores y, en agradecimiento, da sus trinos al volar.
En esta plataforma simbólica de sensibilidad y dulzura, la metáfora insectívera es útil, porque bien que somos abejas y hormigas, arañitas organizadoras de cierto producto, hacemos caminos o agujeros hacia el panal del corazón humano, o entradas hacia la subjetividad,. Del subterráneo reino de la hormiga laboriosa, se infiere una organización de redes sociales, a un nivel menos perceptible tal vez que las redes que organizan los políticos y dirigentes sociales, con sus comités, mas hay una lección de cooperación, solidaridad y trabajo, si nos vemos como hormiguero virtual de poetas..
En la historia de la literatura, a los poetas les ha tocado vivir la anonimia y la incomprensión como hormigas bravas; que son las que pican y levantan ronchas (y pienso en los escandalosos Lord Byron, Shelly o el visionario William Blake, o entre hispanohablantes, duendes como Valle Inclán o Lorca), pero, en adición, al parecer, desde aislados hormigueros, todos elaboran formas de consciencia y convivencia: la bohemia, la tertulia, el salón contra las malas tradiciones de la insolidaridad y las convenciones sociales, hipócritas y opresoras. A los artistas siempre les ha gustado la comunalidad, en limpieza y en franqueza crítica, sanamente opositores a lo que no es dulcemente social y benéfico. Esto es una de las razones por las cuales lo poetas son visionarios y reformuladores de lo social. El agujero de la subjetividad creadora que sea higiénico y no participe de opresiones externas. La cueva / el panal / la tertulia / del creador / cuando se
conozca que sea porque allí, como taller, emergirá lo más bello, libre y encantador, lo mejor que pueda nacer del corazón de hombres y mujeres.
VISIBILIDAD PERMANENTE: Por fortuna, la tecnología de la comunicación ahora puede dar a los exploradores de ese mundo humano de los poetas una visibilidad permanente. Y estos intelectos atípicos de la generosidad y la pureza social e interior, ya sin inquisidores, pueden exponer la multiforme naturaleza de su sabiduría. No se tratado jamás de conspiradores; pero, sí de quienes se han tomado, desde tiempos remotos, la responsabilidad de ser vanguardia de una ideología de convivencia, donde el corazón es la puerta: la Dalet y los umbrales de Dalet van al espíritu, aunque haya Abejas Bravas en los portales de entrada.
COMO MARIPOSAS: Nunca las criaturas menores (a tener con esta metáfora insectívera) han representado en la intución de los poetas la inferioridad que pueda pervivirse en la anonimia, frente a las luces y poder de lo externo; sin embargo, es gracias a la tecnología de la comunicación, que las arañas y las hormigas, lo minúsculamente aprente, entre lo laborioso, sale a la luz. La internet ha convertido al espíritu poético en mariposas. Con ésto significo que la creación literaria es la culminación de las transformaciones. Un quehacer hacia la inmortalidad y la belleza que nos recuerda la metamorfosis de la mariposa, a partir de larvas y capullos que parecían no tener vida ni encanto.
EL ARTISTA VIRTUAL Y EL POETA: Todo artista es custodio de una telaraña. Tiene las mañas y salivas (potenciales verbos de humedad creativa y primicial) que vemos en la Gran Madre egipcia / el Destino, o la Araña cética que representa la Unidad de la Vida. No son, en rigor, símbolos de lo Devorador, sino de consciencia impregnada de totalidad. Sin embargo, sólo en el estudio de los telares se puede entender la belleza de estos mensajes, que son poéticos, metáforas de la creación en lo telúrico. La tecnología de la comunicación ha permitido que lo insectívero del telar, el panal y el agujero, muestren sus verdaderas leyes y servicios. Que el espíritu poético en el corazón huumano necesita revaloraciones y que, como arañitas en las más antiguas redes de la vida, hay seres laborando el temario del futuro y la transformación para la comprensión del Destino social y el destino cósmico.
Un excelente poeta virtual peruano (Javier Monroy), quien es producto de la red, escribió un bello poema («No me digas faro dominar la sombra») que plantea esta misma identificación del «espíritu poético», con su saber sano, con el mundo insectívero y ante un faro pregunta:
quien eres tú que pareces yo
a qué venir volando el aire
si ni un muérdago de ti filtra los vidrios
ciérrate en una sola cerrazón rectangulo falaz
no mires la escena a través de mí
no ves que la araña tiembla calcular el ojo
no ves que otra vez esta vez si la ves
El reto de los Faros del Mundo, si que han de ser útiles en guiar con su luz en la oscuridad a los navegantes, debe ser tolerancia y apertura:
¿no ves que el puñal roza mis sienes ayer rosa
no ves que el cascajo el corazón desgaja
cuanto de ti invade la mentira?
nadie advierte el gusano que engendra el libro
nadie como tú sabe el gusano sano
ver pasar no es ni ver
Y Javier Monroy, en esta maravilloso poema sobre el diálogo entre el Faro, sabe que para que éste pueda dominar la sombra, tiene que oír a lo alternativo. Y se me permitiera decir que es lo alternativo, en esta hora crucial de retos del mundo, es la sensibilidad de los poetas que se comunican / o divisan / desde «desde el filamento», de estos nuevos telares digitales, que no son el televisor como ventana y voyeur, sino otra comunicación en que no haya una ideología unidimension y monológica. El Faro de la comunicación estéril y antidemocrática es indeseable (y Monroy dice: «no quiero esta lengua con ideología») y su alternativa es redescubrir el ansia, el arbusto («ábranse penachos») y, aún citando a Charles Mason, «La paranoia es una forma de conciencia, y la conciencia es una forma de amor, propone bravura novedosa cambiando las cintas de lo viejo («cambia la maldita», «que bravo es el santo sin rosario a la mano». Javier Monroy,
como poeta, es la Abeja Brava en los portales; pero sabe que la Consciencia es Amor y esa es la tarea en los Faros, lo mismo que en las multiformes plataformas de los Telares / Panales / Telarañas de los poetas del porvenir.
Dicho ésto, enumeraré algunas cosas que, en la etapa tecnológica, aún el poeta virtual y todo artistas plantean como retos:
(1) Todavía la cultura orgánica, con sus discursos hegemónicos y elitistas, con sus estructuras y misiones asignadas como la clase académica, puede resistirse a la voz y faena de estos «insectos del corazón» que se abren su espacio ahora en las redes cibernéticas. Este es el momento definitivo para conocer quienes en esta clase, los de la Torre de Marfil, desvinculación con los sentimientos populares, están por una democratización de la cultura y dispuestos a aportar en una organización cada vez más cualitativa del conocimiento creativo. No es que haya que menospreciar, como Lawrence Ferlinghetti dijera alguna vez: «No desmerezcas a los académicos que sostienen que el poema debe contener integridad, armonía, radiaciones, verdad, belleza, bondad». Mas, como si contestara a las inquietudes de Monroy, en cuanto al Faro que cree «dominar las sombras», el Dr. Ferlinghetti, el gran Mecenas de los Beatniks, podría decir cmo consejo: «Hazte
al mar en barcos, o trabaja cerca del agua, y rema en tu propio bote. ¿Por qué escuchar a los críticos que no han producido grandes obras?»
(2) El poeta virtual e intelectual virtud es un batallador contra intereses creados y el «status quo». Cada digitalización de los buenos libros y poetas clásicos debe agradecerse; lo mismo que colocar lo mejor de la música y las bellas artes, en la gran biblioteca de las Pantallas Virtuales. Y la alianza de todo tipo de artistas, con los escritores, aplaudirse. Todos son procesadores de miel y traen su polen, su saliva, sus dulcificadores instrumentos.
(3) El poeta virtual de hoy es un privilegiado porque la tecnología le permite salir de los escondites y le asigna el orgullo de autoexpresión. A su disposición hay muchas herramientas educativas y más recursos de acceso y aprendizaje que nunca antes y, por tanto, tiene la responsabilidad de crecer, madurar y dar lo mejor de sí, en áreas de arte, que son para los amorosos y los disciplinados y donde elitismos intelectuales quedarán expuestos ante muchos ojos… y con los moscas sobre el pastel, no hay engaños. Lo insincero es como la sonrisa verdadera que no se puede fingir ni ocultar.
(4) En el mundo de las redes culturales en español, yo aprecio a los organizadores que son Abejas Bravas / Reinas en los Panales / Capitanes Pobladores / en Villas Poéticas / entes Animadores, al tiempo que creadores de sus obras personales. Admiro que dan ánimos a los más noveles y sacan de la soledad, la anonimia y las miserias espirituales a poetas y a lectores, exhortándoles al festejo, porque todo corazón tiene algo que dar, su propio jugo. Son muchos los pioneros y no solamente se han convertido en Trabajadores Virtuales, sino en editores y descubridores de lo mejor que se asoma por estos mundos.
(5) En síntesis y como homenaje: la cultura virtual no sería la misma sin personajes como son: las Gacetas literarias de Norma Segades Manías y su editorial «Alebrijes»), sin el mundo informativo de «Letralia» por 15 años en labores, desde Venezuela, sin los aportes de crítica valiente de Héktor Hernández Martínez (México) desde su «Charkito», sin la labor creativa del grupo «Muestrarios» (Argentina), que hoy cuenta con su editorial en papel, sin la comunidad de «Poetas del Mundo», con miles de los mejores poetas virtuales, en todos los idiomas y geografías, sin la «Ciudad Seva» (de Puerto Rico), sin grupos como «Adamar» (España), AERA, Inventiva Social, Bosque de Palabras, «La Voz de la Palabra», Helios Buira, «Mundo de Poetas», en fin, son miles.
(6) Mas nos corresponde, felicitar a las NING en que laboran la autora de la iniciativa para conmemorar el 31 de Octubre como Día del Poeta Virtual (Rosemarie Parra, de «ArteUruy», Marisa Aragón de «Parnassus», Nat Gaete, de Arte / Kiltros, y tantos otros blogueros, artistas y poetas). Y todas cumplen la función que alguna vez Martin Heidegger expresó al decir que hay que ‘sacar el ente de lo oculto’. Esa es la labor de la auténtica Logía.