Un ensayo que recoge las aportaciones de las sagas gitanas al desarrollo del flamenco
13 de Febrero de 2013.- “El objetivo que procuro al realizar este trabajo, no es otro que el de ofrecer mi visión personal de ese fenómeno estético-musical que hemos dado en llamar Flamenco…De tal modo que, como eslabón más de esa larga cadena de tradición, desde el vientre de mi madre, yo ya nací, me crié, crecí y he vivido flamenco toda mi existencia”.
Así comienza Pedro Peña su libro, editado por Almuzara, Los gitanos flamencos. Un guitarrista procedente de una de las sagas gitanas más importantes del mundo del cante, emparentadas con dos focos fundamentales de este arte, Utrera y Lebrija; nieto, hijo -María la Perrata-, hermano -Juan Peña el Lebrijano- y padre –Dorantes- de artistas.
A través de este relato y de sus reflexiones en torno a lo gitano y al flamenco, Pedro Peña nos muestra la importancia del entorno del clan familiar para el desarrollo del flamenco gitano, sin exclusivismos pero con el convencimiento de las aportaciones fundamentales de las sagas gitanas en todas las facetas de esta disciplina artística.
Así, el concepto de gitanos flamencos viene a convertirse en el núcleo central de pensamiento del autor, síntesis de un largo proceso de convergencias, desarrollado entre gentes precisas – gitanos y andaluces-, y en un lugar concreto – la Baja Andalucía-. Su exteriorización más evidente es la posesión de ciertas músicas, ciertas modalidades cantoras únicas y propias, afloradas en ámbitos vivenciales en los que también se guarecieron otras costumbres, otras formas de entender el mundo y otros lenguajes, que están en el sustrato profundo de esas músicas y son inseparables de ellas.
El libro se acompaña de un cuadernillo amplio de imágenes históricas y actuales de la familia, así como de un prólogo escrito por José Manuel Suárez Japón, para quien el término flamenco adquiere valores que transcienden lo puramente etimológico, “no será el epíteto tan comúnmente utilizado en la actualidad y que ha venido a englobar y designar indiferenciadamente a una pluralidad cultural y musical que, entre otras cosas, coadyuva a difuminar a lo gitano, si no que lo flamenco será una condición predicable solo de ciertas familias gitanas avecindadas en la Baja Andalucía”.
Pedro Peña es hijo de la cantaora María la Perrata, sobrino del cantaor Perrate de Utrera, hermano de El Lebrijano, padre del guitarrista Pedro María Peña y del compositor y pianista David Peña Dorantes. Guitarrista de gran solvencia para acompañar el cante, Pedro Peña se convirtió en figura imprescindible de los festivales flamencos de los años setenta del siglo XX.
Ha firmado grabaciones secundando a Antonio Mairena, Manuel Soto Sordera, Terremoto de Jerez, Diego Clavel, Tío Borrico, Tía Anica la Piriñaca, María la Perrata o El Lebrijano. También grabó un disco como cantaor, con acompañamiento de guitarra de él mismo y de su primo Pedro Bacán. El dominio del compás, la compenetración con el cantaor y la riqueza musical son algunas de las peculiaridades de Pedro Peña, que durante una época alternó su profesión de maestro nacional con la de guitarrista.