Dicen que la fe mueve montañas; a veces basta un buen eslogan. Sin ir más lejos, mientras Obama arrasa en las primarias de los republicanos con su ya manido eslogan We can, al canal televisivo Cuatro se le ha ocurrido reconvertirlo en su grito de guerra para apoyar a nuestra selección española de fútbol.
Los chicos de Aragonés tienen la ardua tarea de acabar con la consabida maldición de los cuartos. Porque debe de ser una maldición: sólo la superstición explica que nuestro deporte rey sea el que menos alegrías nos aporta. Yo no había nacido cuando el gol de Marcelino nos dio la única Eurocopa de nuestra historia pero recuerdo exactamente lo que estaba haciendo cuando Kiko metió el gol que nos dio la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona: la única alegría que llevarnos a la boca en los últimos cuarenta años. Son muchos años. Tenemos a campeones mundiales en casi todas las disciplinas deportivas habidas y por haber (baloncesto, fútbol sala, balonmano, motociclismo, automovilismo, ciclismo y así hasta la eternidad).