«Mi vida de escritor me ha enseñado a desconfiar de las palabras. Las que parecen más claras suelen ser las más traicioneras. Uno de esos falsos amigos es «identidad»… seguimos fiándonos de ella cuando, insidiosamente, empieza a significar lo contrario».
«Trato de comprender por qué tanta gente comete crÃmenes en nombre de su identidad religiosa, étnica, nacional o de otra naturaleza». «Mi identidad es lo que hace que yo no sea idéntico a ninguna otra persona».
En esta obra Amin Maalouf hace una denuncia apasionada de la locura que incita a los hombres a matarse entre sà por el nombre de una etnia, lengua o religión. Desde su condición de hombre situado entre Oriente y Occidente que gravita sobre toda su obra literaria – León el Africano, Las escalas de Levante, El viaje de Baldassare-, ya sea histórica -Las cruzadas vistas por los árabes-, cuando se le pregunta si se siente más libanés, o más francés, responde que por igual: «Lo que me hace ser yo mismo y no otro es que estoy a acaballo entre dos paÃses, entre dos lenguas, entre varias tradiciones culturales. Esa es mi identidad».
En el capÃtulo titulado «Domesticar a la pantera», escribe ´»TendrÃa que haberle dado a este ensayo un tÃtulo doble: identidades asesinas o cómo domesticar a la pantera. ¿Por qué a la pantera? Porque mata si se la persigue, mata si se le da rienda suelta, pero lo peor es dejarla escapar después de haberla herido. Pero también «a la pantera» porque se la puede domesticar».
Nuestro autor (LÃbano, 1949) estudió economÃa, polÃtica y sociologÃa y trabajó en el diario de Beirut An Nahar.  En 1973 se exilió en Francia, donde trabajó como periodista y hoy se dedica sólo a la literatura.
«Al escribir este libro, quiero formular un deseo: que cuando mi nieto sea hombre, al descubrirlo un dÃa en la biblioteca familiar, lo hojee, lo mire por encima y después de vuelva a dejar en el estante, encogiéndose de hombros, extrañado de que en la época de su abuelo aún fuera necesario decir cosas como éstas».
J. C. Gª Fajardo