El escritor de origen checo Milan Kundera, de 79 años, colaboró con la Policía comunista en 1950 al delatar a un espía que terminó pasando 14 años en prisión, ha publicado el semanario de Praga «Respekt».
Esta noticia ha sido discretamente recogida por toda la prensa europea. Algunos se han rasgado las vestiduras, y otros, entre ellos, el propio escritor, desde París, lo ha negado. Y es que no hay nada de lo que extrañarse, camarada Kundera. Parece que es más común que salten a los titulares de los noticiarios europeos -en lugar destacado, siempre, los progres españoles- , que tal o cual padre de éste o áquel era fiel seguidor del autor de Mein Kampf.
Ya pasó con Günter Grass, joven enrolado en los perfectos discípulos de las Schutzstaffeln. O Kurt Waldheim, otrora Secretario general de la ONU y Presidente de Austria. O con el mismísimo papá del actual Gobernador Schwarzenegger.
Pero es que si echamos un vistazo a ¡Tierra, Tierra! de Sàndor Marai o a Koba el temible de Martin Amis no nos extrañaremos de ello. Y es que los comunistas y socialistas herederos de Lenin y Stalin, eran así de persuasivos también. O te chivas o te llevamos a Siberia. Que lástima. Allí se fueron 15 millones de criaturas a morir sin justicia social.
Por eso no debería preocuparse Kundera. Es entendible que en ese estado, sea normal lo que le ocurriera. Y sino que se lo pregunten en España, por ejemplo, al padre de la vice María Teresa Fernández de la Vega, del periodista Luis Herrero o al mismísimo jefe ideólogico PRISAico, Juan Luis Cebrián.
Es lo que tiene la insoportable levedad del pasado.
