Cultura

Cinco minutos

Quedan 5 minutos

Quedan cinco minutos para las cinco y ya llego tarde, me retraso, una vez más, y hoy tampoco tengo excusa, así que sufriré las consecuencias de mi insensatez, de mi tardanza, y me lamentaré por haber malgastado el tiempo.

El tiempo es lo único que nunca es propiedad de nadie, siempre etéreo, siempre fugaz, siempre inalcanzable, nos afanamos por dominarlo pero se nos escapa entre la yema de los dedos, huye buscando paraísos atemporales de frugalidad.

La frugalidad de los dioses de los ateos, los demiurgos ajenos a la creación y cercanos al ser humano, hombres y mujeres de mediocre apariencia y elevado espíritu que sueñan con alcanzar los cielos en una carroza celestial tirada por caballos ajados por el tiempo.

Y vuelve el tiempo, no lo podemos dejar atrás, cierra el ciclo de pensamiento de una mente atropellada y sumergida en el torbellino delirante de la múltiple personalidad, que goza de mala prensa pero germina en los seres más destacados.

Destacados entre el vulgo, sociedad de consumo llorando por los rincones ante la pérdida de su lugar de privilegio, pero sin mirar la vista atrás, nunca, jamás.

Jamás volvere a llegar tarde, ajustaré las manecillas de mi reloj y regiré mis actos por las órdenes que de ellas reciba para que no me vuelvan a echar en cara que malgasté mi tiempo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.