Sociopolítica

de vuelta al cole

“España limita al Norte con los Pirineos, que nos separan de Francia”. Hemos aprendido esta cantinela los que tenemos ahora 23 años o más. Hasta 1986, que Felipe González firmó el tratado de adhesión a Europa, “España era diferente”, como difundió Manuel Fraga, en cuya cabeza cabía todo el Estado, a decir de Felipe. Se abrieron los montes y Europa nos ayudó. Fuimos y aún somos  por regiones “objetivo 1”, perceptores netos de la Europa, que tras las Guerras aprendió que a la meta de la Paz se llega por el recorrido de la igualdad. Nosotros comenzábamos a lucir los secretos de los baúles cerrados, el carné que nos amonestaba a ser honrados e inteligentes y nos concedía el derecho de ser acreedores de los bienes públicos, todos por igual. Ante la sexta oportunidad de celebrar Europa, nostálgica de Atenas y Ovidio y Averroes, que debiera haberlo hecho, España se ha entretenido en loas incompresibles a dianas cazadoras madrileñas y sobre todo levantinas, a corceles ataviados, pertrechos de correas y sobre todo al “rey imputado”, adornado de sonrisas y futuro: “Te quiero”, y el eco de la plaza de toros de Valencia respondía “te queremos”. Ha sido una campaña que hoy acaba, es viernes anterior a domingo 7 de junio, con el percal pintado del ditirambo que Rajoy entonó para  la alcaldesa “estratosférica”. Día de reflexión y votos. El lunes, vuelta al cole, para repetir en las aulas de la ciudadanía que  la libertad, la igualdad, la fraternidad son el cimiento y el objetivo de la vida honrada e inteligente. Es el mundo quien tiene ante sí el dilema sekasperiano del “ser o dejar de ser”. 1.200 millones de personas subsisten con un dólar al día; 854 millones pasan hambre; 114 millones de niños y niñas en edad escolar no acuden a la escuela; 11 millones de menores de cinco años, la mayoría por enfermedades tratables, mueren, al año; 500.000 (medio millón) de madres mueren cada año durante el parto o maternidad; 3 millones de personas mueren de  sida cada año;

2.400 millones de personas no tienen acceso a agua potable. Es “el no ser”. Para “ser” hemos de erradicar la pobreza; universalizar la enseñanza; promover la igualdad de los géneros; reducir la mortalidad infantil; mimar la salud materna; combatir la endemias y pandemias; garantizar la sostenibilidad del Planeta; ir juntos y si es posible llegar a todas partes, de todos modos, al mismo tiempo. Este es el programa del “ser”. Ahora toca volver a empezar.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.