Economía

«I. Propuestas de medidas liberales contra la crisis económica»

El Secretario Gral del pCUA, el Presidente del PLIE junto a otros miembros de la Ejecutiva

El Secretario Gral del pCUA, el Presidente del PLIE junto a otros miembros de la Ejecutiva

Resumen de la conferencia realizada por el economista y Secretario General del pCUA D. Gunther Zevallos en el recinto de Son Amar en Palma de Mallorca, el pasado sábado 27 de junio, en el primer aniversario de la constitución del PLIE (proyecto Liberal Español).

Parte I:
Todos los españoles tenemos conocimiento de la gravedad de la crisis que estamos viviendo. Una gravedad que supera cuestiones puramente económicas, pues va mucho más allá. Es una crisis de identidad, de ideas, de principios y valores, que se reflejan en el modelo de sociedad española que se empeñan en construir quienes nos gobiernan. Para todo esto, los liberales tenemos respuestas, para la crisis económica evidentemente también, pero, distan mucho de las que proponen tanto socialistas como populares.

El grave problema es que el Estado Español y sus Autonomías, están dispuestos a asumir un rol que no les corresponde. Porque, anteponen sus intereses a los nuestros. Así, el Gobierno, no sólo pretende controlar la educación de nuestros hijos, también su ideología, su sexualidad y su responsabilidad, convirtiendo a los padres en meros espectadores.

El Gobierno del Estado y distintas Autonomías han hecho del clientelismo una forma de vida, con vistas a conseguir del ciudadano su voluntad. El intervencionismo ha logrado secuestrar la voluntad popular y la libertad de expresión, de modo que muchos ciudadanos y empresarios sólo ven que un cambio político puede llevarles a perder sus privilegios, en forma de subvenciones, y de las ayudas y prebendas que finalmente provienen de los impuestos de todos nosotros, los ciudadanos. Esta intervención pública que se extiende a la vida de las personas, la sociedad y a la propia economía, sólo puede conducirnos tarde o temprano a la debacle económica y social.

¿Por qué?, porque anteponen sus intereses a los nuestros. Porque a través de los controles y subvenciones consiguen someternos, sin que muchos no se den ni tan siquiera cuenta, hasta convertirnos a todos los ciudadanos en su nueva servidumbre, y a los políticos en los «nuevos señoritos».

Estamos aquí porque queremos ser partícipes de un cambio, pensando en el futuro, un cambio que acabe con la especulación, la corrupción y el pelotazo.

Estamos aquí porque creemos en una nueva alternativa. Porque nuestra economía, lamentablemente adolece de graves desequilibrios que sólo pueden resolverse desde el liberalismo. Y me explico: Sólo los liberales creemos en que los problemas que atañen a nuestra economía no se resuelven mediante una mayor participación del sector público en la economía. Si no más bien, todo lo contrario, favoreciendo la iniciativa privada, que surge de nuestro esfuerzo individual, nuestra creatividad y dedicación.

Lo que sucede hoy en la economía española, es el resultado de la aplicación de políticas anacrónicas, que favorecen el gasto público no productivo y generan desequilibrios difíciles de asumir. Hoy el Estado está al borde del colapso, pues está gastando un 43% más de lo que es capaz de ingresar. Y mientras los ingresos del Estado caen a un ritmo de casi el 25%, los gastos crecen un 13%.

Para equilibrar las cuentas, este gobierno debe acelerar su endeudamiento, con el fin de obtener la liquidez necesaria. Unas necesidades de endeudamiento históricas que superan los 50.451 millones de euros, en un escenario verdaderamente desfavorable, pues para alimentar la voracidad del Estado, es necesario retirar liquidez del sistema, agravando aún más si cabe los problemas de financiación de nuestras empresas.

El Gobierno está ahogando al sector privado con su política de aumentar el gasto. No sólo está restando liquidez al sistema, sino que para hacer frente al elevado déficit presupuestario próximo al 10% del PIB (cuando el objetivo europeo considera que se debe mantener en equilibrio y en el peor de los casos no superar el 3% del PIB), está trasladando un volumen importante de deuda a futuro. Con lo que, con toda seguridad observaremos que tarde o temprano se elevarán los impuestos o tendrá que reducirse fuertemente el gasto.

Esto significa dos cosas, si se reduce el gasto drásticamente la crisis se alargará en el tiempo, porque reduciríamos nuestra demanda. Claro que, cuanto antes empiece a reducir los gastos mucho mejor, pero, será necesario ir compensando reducciones en el gasto con disminuciones en los impuestos. Es lamentable que hayamos tenido que llegar a esta encrucijada, cuando el Gobierno podía haber incentivado la demanda directamente a través de reducciones fiscales, que actúan sobre el consumo permitiendo aumentar el gasto de las familias, y que además abaratan costes a las empresas aumentando la inversión y el empleo, y elevando también la oferta de bienes y servicios de nuestra economía.

En caso que el gobierno se empecine por dar una respuesta keynesiana elevando y elevando cada vez más el gasto, nuestra salida a la crisis se prolongará por mucho más tiempo, más aún si para satisfacer sus necesidades de gasto y liquidez del gobierno, éste decide elevar los impuestos, pues sólo repercutirá negativamente sobre nuestra economía, porque detraerá renta a los consumidores y las empresas, el consumo y la inversión disminuirán, anulando además la política expansiva de incrementos del gasto por ellos mismos iniciada. Habremos simplemente sustituido sector privado a cambio de una mayor participación pública, es decir, consiguiendo una economía cada vez más intervenida.

Esta política económica que se ha mostrado ineficaz en todas las economías desarrolladas, nunca ha sido capaz de detener el crecimiento del desempleo. Porque nunca ha sido capaz de aumentar la capacidad de producción y la riqueza. Con este tipo de políticas estamos convirtiendo nuestra economía en una economía improductiva, que nos relegará a la mediocridad en el escenario económico mundial.

La economía española no es competitiva, entre otras cosas porque nuestros costes de producción son muy elevados, una razón por la que son tan elevados es porque los costes que tienen que asumir la empresas, entre ellos la presión de los impuestos, nos impide mantener unos precios más bajos, como para competir con el mercado mundial y, que los consumidores extranjeros prefieran comprar nuestros productos en vez de comprárselos a los chinos, brasileños, mejicanos, etc.

No es por tanto, que nuestros empresarios no sean competitivos, porque los salarios sean altos, o porque el coste del despido sea alto, no lo es. No es culpa de nuestros trabajadores. Son los impuestos fundamentalmente los ahogan a nuestras empresas, no los costes salariales. Además, cuando hablo de impuestos, también me refiero a las cotizaciones a la seguridad social que pagan nuestros empresarios, que es uno de los más elevados del mundo.

Los trabajadores, son simplemente los paganos de una política económica caduca, anacrónica, keynesiana, que sólo pretende entregar el control de la economía al poder político, aprovechándose de la coyuntura de crisis existente. En resumen: El Gobierno ha elegido un sistema de organización económica para nuestra sociedad que otorga mayor participación al sector público y menos al sector privado. Y esto no lo podemos consentir los liberales si queremos ser verdaderamente libres.

Los liberales no estamos en contra del desarrollo sostenible, de una economía que respete el medio ambiente. Pero, otra cosa muy distinta es que se utilice como excusa para desarrollar un argumento ideológico, con el fin de intervenir en la economía, sin que no podamos discrepar. Y, aunque el presidente Zapatero haya oído que Obama quiere desarrollar una economía sostenible con el medio ambiente, esto no implica que el “nuevo modelo de crecimiento económico” se utilice para favorecer a determinadas determinados sectores y empresas.

Quizás por eso nuestro presidente ve brotes verdes por todas partes, quizás por eso no se apea del burro y debemos pagar una energía más cara y ser por esto un poco menos competitivos con el exterior, o comprar la energía nuclear más barata de Francia que vienen acompañada de los respectivos residuos, por si alguno no estaba enterado. Sr. presidente, eso se llama hipocresía. Además, lo que está haciendo su Gobierno, es subvencionar la energía con nuestros impuestos, una vuelta de tuerca más para estatizar la economía, contribuyendo también a empeorar los efectos de la crisis.

En la política económica del Gobierno, hay de todo menos coherencia. Su Gobierno no tienen ni idea de cómo se debe aplicar con el rigor la política económica, se han quedado en las inservibles políticas keynesianas de la década de los sesenta, no se han actualizado, lamentablemente para nosotros que vemos perder día a día nuestra hegemonía económica mundial, nos preocupa. Ya no podemos decir que formamos la cabeza de la locomotora mundial, hemos descendido al puesto un décimo de los países más desarrollados del mundo. Sr. Presidente, ya no estamos en la Champion League de la economía mundial.

Nuestra producción industrial ha descendido un 8,5%, y la formación bruta de capital es decir la inversión bruta en bienes de capital ha descendido, nada menos que un 13,4%, ambos en términos anuales y para el primer trimestre del año (hoy seguramente será bastante peor, aunque aún no tenemos cifras). Pero, qué quiere decir esto. Sencillamente que nuestra economía está destruyendo capacidad de producción, porque nuestras empresas no están renovando sus equipos y demás bienes de capital. Nuestra economía no avanza, porque sencillamente ustedes se han empeñado en ponerles todas las trabas posibles. Pero además, es que no somos competitivos, porque cada vez tenemos más y más burocracia que genera más gastos y que se financian con nuestros impuestos. Porque, mientras en plena crisis nuestros empresarios y autónomos, se esfuerzan día a día por salir adelante y mantener el empleo, y nuestros trabajadores por seguir produciendo; nuestros parlamentarios se dedican a despilfarrar el dinero que tanto nos cuesta conseguir y ahorrar, ¡en gastos inútiles!, ¡superfluos! y con el único fin de ganar adeptos.

Tenemos que reducir los impuestos, porque esto eleva la capacidad de producción, tenemos que reducir impuestos porque esto incentiva la inversión y el trabajo. Señores de la izquierda, entender la economía tampoco es tan difícil, si uno quiere y se empeña en comprender cómo son las relacionas entre las variables importantes de la economía, seguro que no lo haría tan mal. Pero, cuando uno tiene poco conocimiento, y cree que puede manejar la economía de un país de la manera como se está haciendo, tan alegremente, o se es un necio o se es un ignorante. ¡Si tuviera que examinarles de economía, tengan por seguro que les suspendería!

A todo esto, la mejor salida de un Gobierno nefasto como el nuestro, es echar la culpa de su incapacidad al liberalismo. No faltaba más. Lo lamentable de este asunto, es que la oposición no ha sabido rebatir correctamente el mensaje, quizás también porque veo muy pocos liberales y muchos conservadores intervencionistas que se apuntan al juego de las ayudas. Sugerir que se debería ayudar con dinero público a una empresa privada para salvarla de la difícil situación en la que se encuentra no es una política liberal, por que es detraer renta a un sector para favorecer a otro.

Si una empresa tiene que cerrar porque no es eficiente, o porque no ha realizado bien sus previsiones, que cierre, o que sea el mercado el que ajuste el precio, o que busque quien quiera comprarla al precio que decida el mercado, no podemos asumir los contribuyentes, es decir, casi siempre la clase media las aventuras económicas ni del Gobierno, ni de ningún empresario. Lo que sí es liberal es favorecer la reasignación y reconversión de esos recursos del mejor modo posible.

Continúa

Gunther Zevallos
Secretario Gral pCUA

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Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.