Sociopolítica

SUBVENCIONES Y AYUDAS AUMENTAN LOS PARÁSITOS

Las subvenciones y ayudas, debieron ser pensadas para que sirvieran para ayudar a aquellos individuos, que carentes de medios y justificando su impotencia para sobrevivir, necesitaran de ayudas estatales u oficiales, para simplemente vivir dignamente y en la escala inferior o muy aproximada al nivel mínimo del que tiene que trabajar para mantener su propia subsistencia. Puesto que la vida es trabajo e inteligencia y todo lo que no sea fomentar estos dos pilares sociales, es fomentar el que los parásitos terminen por debilitar o agotar los recursos comunes, cuales son los fondos públicos y los que debido a ello, deben ser empleados siempre en crear riqueza y que esta se multiplique lo más posible, en beneficio de la sociedad que los genera.

Pero los políticos entienden algo diferente y mientras multitud de individuos nacidos en la patria donde se recaudan impuestos, carecen de esos mínimos a que darían pleno derecho unas ayudas o subvenciones oficiales; esos políticos poco escrupulosos, dedican ingentes capitales a subvencionar multitud de cosas y empresas  que debieran buscarse su mantenimiento y continuidad de forma diferente… o simplemente a comprar votos al precio que sea y donde sea, para lograr mantenerse en el poder que es lo único que les preocupa y a la vista está la situación de empobrecimiento y miseria, que son debidas a que el dinero público no ha estado administrado como debiera ser.

Cualquier tipo de individuo o empresa y sean lo que sean, tienen que buscar su marcha por sus propios medios, mediante préstamos debidamente afianzados para asegurar que serán devueltos con sus intereses… o simplemente desaparecer de la faz de la empresa y los negocios, puesto que negocios o empresas que no saben autoabastecerse, por sus propios medios o garantías necesarias… no son rentables para la sociedad y por tanto, cuanto antes desparezcan mejor; otros ocuparán los huecos que estos dejen vacantes y no ocurrirá nada importante para la sociedad.

Por ello y reitero; si “un puesto de pipas y caramelos”, tiene que cerrar, que cierre; pero por la misma razón tienen que hacerlo las empresas más grandes que existan en cualquier lugar; ya que si una empresa no es viable cuanto antes sea cerrada mejor para todos… y los que vengan detrás, ya saben que “la ley es la ley”.

Y la ley es clara cuando se quiere entender… puesto que es la ley de la oferta y la demando, es la ley del libre comercio y es la ley donde los inteligentes y trabajadores, triunfarán siempre y los no dotados, tiene que ir de subalternos; así de claro y así de sencillo; son pocos los que saben mandar y dirigir empresas y sean éstas… del tipo que sean y para fomentar esa riqueza cual es la “natural selección”, hay que adecuarse a esos simples parámetros. Seguro que a todos nos iría mucho mejor. Si el mundo marcha mal es por cuanto ha sido manejado (dirigir y gobernar es otra cosa mucho más grande e importante) por una serie de inútiles y a los que les debemos la situación actual.

Ocurriría igual con el trabajo y el empleo; ningún trabajador cualificado y que sepa bien su oficio (sea el que sea); tiene que temer nunca, ni a crisis ni a falta de trabajo; puesto que ese trabajador el empresario lo busca como algo imprescindible para que su empresa funcione. Por tanto que no tema al despido, puesto que si una empresa funciona es sobre la base de… un bien preparado empresario y una dotación de trabajadores que haga marchar a esa empresa.

Por tanto lo normal debieran ser contratación y despido libres; bajo unas reglas no muy “encorsetadas”; puesto que reitero… el que sabe trabajar no peligrará nunca o casi nunca su trabajo, puesto que si una empresa cerrase, seguro que encontraría pronto otra que lo contrataría. El que sí que peligra es el mal trabajador, el chapucero, el que “ni come ni deja” (por emplear un símil entendible) y el que o aprende a trabajar y rendir lo necesario (nadie entienda nada excesivo) o lo que le espera es la no contratación, puesto que lo mismo que se sabe del buen trabajador, igual se sabe del malo y por tanto su futuro no será nada halagüeño.

No existiría miedo al despido, sencillamente por cuanto que un trabajador acoplado a la marcha de una empresa (sea la que sea) no es despedido nunca, puesto que el empresario no despide por capricho; ya que entre otras cosas, si despidiera a uno acoplado a su mecánica; mientras contrata y forma a otro nuevo, va a perder tiempo y dinero; y el buen empresario, ello lo ha de mirar con lupa.

Con esas mecánicas, pienso sinceramente que se crearía riqueza sólida, buenos empresarios, buenos trabajadores y todo ello conllevaría una seguridad económica y social que si no se ha llegado a ella… es por los ejércitos de parásitos que lo impiden.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.