Sociopolítica

¿El cohecho al carajo?

EL CRISOL    –    Pascual Mogica Costa

                  

Como ciudadano de a pie quiero manifestar mi opinión en relación con el auto dictado por dos magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Valencia con el voto en contra de un tercero. En mi opinión yo creo que esta decisión de archivar el caso de los trajes de Camps, aún reconociendo que ha habido regalos, crea un serio y grave precedente a la hora de pronunciarse sobre un acto de posible cohecho.

     En el auto se reconoce que ha habido regalos pero se exime a Camps de haber cometido cohecho alguno. Se dice en el auto que muy posiblemente los haya recibido como cargo orgánico del Partido Popular y no como cargo público. Ante este argumento me planteo la siguiente pregunta: ¿Es posible disociar el cargo orgánico del público? ¿O esto solo sirve, como en el caso de Camps, de puerta de emergencia para salir bien librado?

    Ante todo esto pienso que en el fututo va a ser muy difícil pronunciarse sobre un acto de posible cohecho. Hasta tal punto pienso así, que a mí me da la impresión de que el recibir un regalo en dinero efectivo, en bienes inmuebles, en automóviles o en yates, pueda considerarse normal si el receptor de estos regalos los incluye en su declaración del IRPF. Puede parecer exagerado pero ante la, para mí, infantil e inconsistente sentencia dictada por la Sala de la Penal del TSJV, tan infantil que siento que mi poca o mucha inteligencia ha sido insultada, ante esto quiero señalar  unas declaraciones que Juan Latour Brotóns, magistrado jubilado del Tribunal Constitucional, hechas al diario Información de Alicante y publicadas por este diario el 29 de noviembre de 1991, en las que decía, entre otras, que “la Justicia tiene mucho de subjetivo. Cada juez tiene su justicia”. Estas palabras no solamente han sido refrendadas en multitud de ocasiones en las cuales hemos visto pronunciarse a los jueces de forma distinta sobre un mismo caso sino que las acaban de avalar los tres magistrados del TSJV. El sentido común nos dice que admitir como regalo dinero, inmuebles u otros bienes materiales no acordes con lo normal, sería una tremenda barbaridad, pero esta misma subjetividad de la Justicia y decisiones como las adoptadas por la Sala de la Penal del TSJV pueden llevarnos a extremos en que esa subjetividad nos pueda hacer dudar, no de la honorabilidad o de la honradez de un juez, pero sí de su preparación, capacidad y conocimientos para desempeñar y desarrollar las tareas propias del cargo que ocupa cuyas decisiones pueden ser tan beneficiosas como dañinas.

     Desde mi punto de vista, y como antes he dicho, considero que la decisión está preñada por un infantilismo insultante que atenta contra la inteligencia de las personas.

                                                           

 

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.