Sociopolítica

El décimo tercer césar

Aullaba el lobo el otro día a cuento de los demócratas que pervierten la democracia. Puso la fiera como ejemplo a quienes apoyan en las cancillerías a Zelaya, ese bravucón de sombrero tejano que si no es un facineroso, lo parece, y anunció que hoy hablaría de Berlusconi. Deuda pendiente. Páguela ahora, y atrévase a salir en defensa del Cavaliere, convertido por los periodistas y columnistas españoles en payaso de las bofetadas. ¿No ha de haber un espíritu valiente que desenmascare a quienes lo tildan de putero y descalifican su gestión política no por lo que en ella haya de malo, sino por lo que con su entrepierna hace? Día llegará en que los electores juzguen a quien por tercera vez, democráticamente, se ha convertido en sumo pontífice de su país, y allá ellos. Lo que subleva al lobo es la inmunda campaña que la beatería de la izquierda y de sus tontos útiles está orquestando contra él. Envidia y oportunismo trufados de puritanismo. Cuanto en su vida privada haga Berlusconi pagándolo de su bolsillo sin infringir las leyes es cosa que nada tiene que ver con la res pública. No ha cometido ese señor delito alguno, pues la infidelidad y la lujuria serán pecados para los biempensantes, los hipócritas y los curas, pero no son crímenes. Criminales, en cambio, sí que son los paparazzi infiltrados en sus fiestas, las mignotte -putas de por sí e hijas de puta por sus grabaciones e indiscreciones- que han faltado a la deontología de su honorable profesión y los políticos que se aferran a la injuria, las pruebas ilegales, los testimonios de chantajistas y la sistemática violación de la intimidad de una persona para sacar la tajada electoral que los electores les niegan. Lo que hace Berlusconi, si es que lo hace, con las veline o con quien sea en su villa sarda es lo mismo que hacía Marco Antonio en Alejandría, Tiberio en Capri, Nerón en la ciudad que aún no era eterna y todos los césares donde les venía en gana. Roma siempre ha sido así, mal que le pese a los meapilas. Y si Berlusconi es el décimo tercer césar de Suetonio, ¿será su esposa algo parecido a lo que fueron Cleopatra, Mesalina, Agripina y otras brujas de buen ver y mejor folgar en los triclinios, alcobas y burdeles del Imperio? El lobo, en todo caso, se lava las patas y dice a propósito del Cavaliere: ¡mejor para él y para sus súbditos! ¡Bienaventurados los que tienen a un pagano pecador en el Quirinale y no a un santurrón judeocristiano en la Moncloa!

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.