Cultura

The Beatles – White Album

El septiembre pasado se caracterizó en ser el mes Beatle, por más que existieron otros acontecimientos como el día del peatón, día de la primavera, aniversario de Cochabamba, cumpleaños de mi hermana y demás fechas cívicas. Septiembre fue Beatle por la remasterización de su catalogo completo (que está batiendo records de venta) además de la salida al mercado de The Beatles: Rock Band (juego que promete marcar un antes y un después en la historia de los videojuegos), y por sobre todas las cosas porque es mi banda favorita, mi hogar musical, mi desconexión del mundo. All I need is Beatles.
Así que, hechas las respectivas aclaraciones, voy a remitirme a los recuerdos que tengo de la primera vez que oí y tuve conciencia de su existencia de mi álbum favorito de la banda: White Album. Recuerdo que el disco lo escuche por pedazos y gracias a un programa de radio que al revisar la historia del rock, emitió un especial de la banda. El horario del programa era para eso de las 12:00 pm; para lo cual en mi casa, por ese entonces, las luces estaban apagadas y ay de aquél que ose prenderlas. Sabedor de esto, puse en marcha mi diabólico plan: hacerme al muchacho agotado por las tareas del cole e irme a dormir a las 11, lo cual en cierta manera, significaba arrastrar a la familia a hacer lo mismo; para que cuando den las 12, pueda salir de mi escondite, ir al comedor, conectar los audífonos, poner un casete en blanco y grabar todas las canciones posibles durante las próximas 2 horas que durara el programa.
Y esa noche oí por primera vez en mi vida la llegada/partida de un avión que da inicio a Back in the USSR (que después me enteré que Ringo abandonó la banda y no tocó esa canción) para después pasar a aquella donde Lennon hecha por tierra todos aquellos esquemas que se habían creado alrededor de sus canciones, ¿cómo se llamaba esa canción? Ah, sí: Glass Onion (y una frase que formaría parte del mito sobre la muerte de Mc Cartney: The walrus was Paul) y a medida que te vas internando en el disco, en ese collage de sonidos te encuentras con la primera joya: While my guitar gently weeps y te das cuenta de que Harrison era un genio dormido que saca un as de diamantes escondido en su manga ante la sorpresa de los dos principales compositores.
Y aparece Lennon, con su primer genial aporte: Happines is a warm gun; no sé cuantas horas me he pasado escribiendo con esta canción de fondo a las 3 am, tratando de hacerle un cover literario. Es que una frase de Lennon bastará para sanarme, especialmente estas: “…Necesito una inyección porque me hundo, me hundo de a pedacitos, los que he dejado en las afueras,…Cuando te tengo en mis brazos, y siento mi dedo en tu gatillo…” Ufff! con eso tengo para revolcarme de envidia hasta en mi tumba, porque sé que nunca podré escribir así.
Mención especial a I’m so tired (un retrato de Lennon sin drogas ni Yoko) y Blackbird (el despertar de un sueño que tuvo Mc Cartney) para ya casi en la despedida del primer disco, encontrarnos con los roles cambiados al interior de la banda, ya que Paul era el Beatle de las baladas dulces y acústicas pero ahora John es quien toma la posta y saca a relucir su sensibilidad con la tercer joya del disco: Julia (aprendé Mc Cartney) una canción dedicada en parte a su madre y en parte a Yoko, donde habla de aquella mujer del océano que lo llama mientras los su guitarra acompaña la canción mostrando un lado de Lennon pocas veces explorado.

El disco 2 comienza con rock and roll arrollador, la idea de un cumpleaños (Birthday), celebrado con globos en forma de poderosas guitarras y panderetas de mixtura (creo que usaré esta canción para el cumple de mi hermana); inmediatamente hace su aparición otra de las joyas del disco: Yer blues: Two three… Yes I’m lonely wanna die. If I ain’t dead already. Ooh girl you know the reason why (Sí, estoy solo y quiero morirme. Si todavía no estoy muerto. Chica, tú sabes por qué.) Saber que existe una canción de estas magnitudes, hace pensar que después de todo el mundo no es tan cumbiero como te lo muestran. Un blues ácido apto para suicidas y amaneceres aciagos.
Para recobrar el aliento, Mc Cartney se cuelga la acústica al hombro y en medio de la oscuridad del estudio de grabación, se autotransporta a las praderas de la India y habla sobre la unión entre el hombre y la naturaleza. Mother nature’s son
Tras ese descanso, el disco vuelve a pisar el acelerador que esta vez viene de la frustración de Lennon, primero al ver que la prensa atacaba sin misericordia a Yoko (Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey) y después al decepcionarse de la experiencia con el Maharishi (Sexy Sadie).
En este momento del disco se vuelven a intercambiar los roles y Paul, caracterizado por las baldas dulces, patea el tablero y asesina a las hadas y mirlos que lo han rodeado y produce Helter skelter: un tobogán en espiral de sonidos, que te hacen caer desde alturas impensadas una y otra vez sin misericordia, personalmente creo que este es el mejor tema del disco y uno de los mejores de Mc Cartney (con las disculpas necesarias para sus fanas)
Mención especial para Long long long (de atmosfera melancólica y misteriosa, tiene el sello Harrison en la frente) Revolution aunque mi favortia es la versión mas rocker de la misma (con la cual tengo una unión muy especial, pues la tenía incompleta en un cassette olvidado de mi viejo, y como siempre se añora lo que no se tiene…, acabó por convertírseme en una obsesión) y finalmente Honey Pie (una canción con fragancia de años 20 que cuenta con un punteo de Lennon color sepia, ideal para la ocasión). Y entre algunas canciones más se daba fin al mágico álbum, del cual alguna vez George Martin había pensado convertirlo en un álbum simple con canciones poderosas, gracias a dios que no lo hizo así.
Y así dure 2 horas y pico grabando las canciones y muriéndome de frío hasta que mi viejo entró al comedor y me sorprendió con las manos en el REC y el STOP, “son los Beatles” le dije temeroso, mientras por los parlantes se oía decir: “numbre nine, number nine, number nine”.

the beatles-revolution

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Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.