Cultura

Mi mundo sin fronteras. Ana Herrera Barba. Ediciones Mágina. 2009.

Mi mundo sin fronteras

Mi mundo sin fronteras

“Cuando llegamos era demasiado tarde. El chico ya estaba muerto. La madre gritaba en un tono tal de desesperación que más bien parecía lanzar alaridos escalofriantes para despertarlo de la muerte”. Página 30. “LA WILAYA DE AUSERD se asentaba sobre la extensa hamada argelina del desierto de Tindouf. Después de bajar del avión y de atravesar el ruidoso aeropuerto militar argelino, Manu y yo nos quedamos completamente en silencio y miramos a la inmensidad de un horizonte que parecía no tener fin. La mirada se nos inundó de arena y de un suelo hostil y pedregoso sin el menor atisbo de vida alguna”. Página 45. Mi mundo sin fronteras es una novela que tiene elementos ajenos al género literario al que se adscribe, o mejor dicho, está compuesta y estructurada de una forma totalmente atípica para una novela. No sólo porque su esencia la constituyan una serie de cuentos o confesiones o historias de diferentes personas de diversos lugares y épocas: España, Argelina, la actualidad, la Guerra Civil, la Marcha Verde… No sólo decía, sino también porque tiene, por la forma de confesión o declaración que toman esos relatos, un tono de documental que lo aproxima a determinados programas de televisión indagantes en la vida de determinadas colectividades. En este caso la autora se propone hablar de tres colectivos de vida complicada: los barrios desfavorecidos de las ciudades españolas, los campos de refugiados saharauis en Argelia y, aunque brevemente, la situación de los pueblos durante y después de la Guerra Civil Española. Si bien el desarrollo de la obra no se basa en lo literario, el libro puede cumplir varios objetivos de importancia. Su estilo sencillo permite que llegue a los jóvenes de cierta edad -quizá de catorce a dieciocho- para introducirles en determinadas realidades ajenas a las suyas, que deberían conocer para valorar el mundo en el que viven. Por ello no sorprende que, al final de la obra de 92 páginas, nos encontremos con una serie de planteamientos, de objetivos y competencias a desarrollar a través del libro, así como una guía de lectura a través de determinadas actividades de marcado acento escolar. Por otro lado es un magnífico momento para traernos a todos a la memoria el vergonzante proceso de abandono del pueblo saharaui por España, o la mal llamada descolonización. Por eso mismo la obra aporta un grano de arena a impedir que caiga en el olvido aquella comunidad que hasta hace poco era “vecina” nuestra a pesar de encontrarse a muchos kilómetros de la capital/metrópoli. El libro da voz a muchas mujeres desfavorecidas, que cuentan, de primera mano (sean reales o ficticias) el grado de efectos que tienen las guerras y las situaciones de hambre y miseria sobre ellas, los esfuerzos que realizan para sacar adelante a los suyos y la solidaridad y complicidad que se establece entre quienes apenas tienen para comer en contraposición al egoísmo y competitividad de aquellos que más poseen. Falta, quizá, un tratamiento algo más personal y subjetivo de las historias, una diferencia en las voces y una imbricación en la estructura a base de comparaciones, que hubieran levantado quizá más el aspecto literario de la obra, aunque esta se mantiene por sí misma dentro de su estilo realista y puede resultar de gran interés para jóvenes que pueden aprender en ella valores como el respeto y la admiración por los progenitores, el desarrollo de la solidaridad, la comprensión por otras formas de vida… Se hubiera deseado un mayor desarrollo que le habría permitido quizá contraponer historias de la Guerra Civil sufridas en territorio republicano o historias sobre los saharauis que todavía permanecen en su territorio original, bajo la dirección y la invasión marroquí… Pero, sin duda alguna, lo que más destaca de toda la novela es el tono de buena fe y los sentimientos que destila cada página. La protagonista tiene siempre un corazón sencillo en disposición de amar, de pensar en los demás, de darse y de escuchar a quienes tienen una historia que contar (y no sólo para poder escribir su novela, sino porque se preocupa por ellos). La autora pone el acento en los servicios médicos, en la ayuda internacional, en el intercambio de ayuda… y en definitiva prioriza en la vida de su protagonista unos principios reales: compartir, entregarse, pensar en otros, aunque se pierdan comodidades, trabajos excelentes o seguridad. Un libro bonito de buenas vibraciones que podrá valorar cualquiera, pero que además será capaz de transmitir valores a los adolescentes españoles.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.