Cultura

El tiempo entre costuras

Y, de repente, una novela… Una novela de las de antes, de las de siempre, de las de casi nunca, de las que agarran por sus partes -alma, corazón y vida- al lector y ya no las sueltan hasta que ese ser afortunado alcanza la última línea.

Una novela de verdad, de cuerpo entero, levantada con piedra de sillería, bien cementada y cimentada, minuciosamente documentada, adictiva, apasionante, arrolladora.

Una novela escrita como ya no escribe casi nadie: léxico, sintaxis, gramática, armonía, precisión de relojero, variedad, ligereza, buen gusto, rayano todo ello en la perfección.

Una novela de más de seiscientas páginas que se hacen cortas, que no pesan, que tiran de la atención del lector con la suavidad con la que los corceles de la cuadriga platónica -cuerpo, sexo, corazón y cabeza- llevan en andas al Auriga por el jardín de los senderos de la razón y por las curvas del laberinto de la imaginación.

Iba yo, desde hace muchos años, con un candil al hombro y unas gafas de hipermétrope, como Diógenes, buscando una novela que no se me cayera de las manos, que no me aburriese, que no me obligase a abandonar la lectura a la vuelta de unas páginas, que no me cantara milongas ni me contara bernardinas, que me retrotrajera a los años de la infancia y la adolescencia, cuando abrir un libro era hacerse a la mar… Y allá, a mi frente, Estambul.

Fue Eduardo Torres Dulce quien me recomendó que leyese El tiempo entre costuras (Temas de Hoy), de una tal María Dueñas, de la que nada sabía yo entonces ni sé mucho ahora, fuera del breve apunte biográfico que figura en la solapa trasera del imponente novelón. Seguí el consejo, me hice con el libro, lo empecé, ya no pude soltarlo hasta llegar a la bibliografía que lo cierra y aquí tienen el veredicto.

No me mueve la amistad. No conozco a la autora, aunque ya la he invitado a participar en Las noches blancas. ¡Faltaría más!

Madrid, Tánger, Tetuán, Lisboa, una modista beautiful and damned lanzada a la aventura y a la desventura, al amor y al desamor, a la guerra y a la paz, y a un mundo de espías, de fugitivos, de impostores, de outsiders, de sueños, frustrados o no, y de todo el perverso encanto de lo que el tiempo, definitivamente, se llevó.

Alta literatura, amigos. No pasen de largo. Aprovechen la oportunidad. Corran hacia la librería más cercana.

“Una máquina de escribir reventó mi destino”. Así comienza el relato. ¿No quieren saber por qué?

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.