Cultura

Entrevista a Cristina Martínez: las naranjas como metáfora de la vida.

Sorprendentemente Cristina Martínez quedaba finalista del XI premio Odisea con una novela coral Medias naranjas, una novela por donde la homosexualidad pasa de puntillas, discretamente, dentro de un cuadro de personajes en pleno momento de maduración. Los protagonistas, cuyas historias se nos cuentas desordenadamente, pasan de los medios veinte a los treinta y mantienen un aire de adolescentes que luchan por tener su negocio, su pareja, y su identidad en un ambiente claramente reconocible como la España contemporánea. Sin embargo, no son medias naranjas sólo en busca de otras medias, de hecho el título tiene miga…

Ellibrepensador: Cristina, en la presentación de la obra en Madrid nos confesabas que originariamente la novela se llamaba:

Cristina Martínez: La bondad de las naranjas

El: ¿Por qué tenía este título y cómo enlazaba con el contenido de la obra?

 CM: Me costó mucho decidirme. El libro está dividido en tres partes, cada una de ellas titulada de una manera diferente. Con el primer título buscaba redondear del todo la obra y a la vez sugerir algo. Me pareció un título evocador y diferente que, a la vez, era un poco metáfora de la historia del libro ya que una naranja no es una fruta dulce, de entrada, pero cuando te “desesperezas” lo suficiente como para pelarla descubres que es tremendamente sabrosa y buena. Después cambiamos a Medias naranjas porque es más breve y llamativo y enlaza también con la idea universal de la búsqueda de la otra mitad, salvo que en plural también deja entrever un poco la filosofía del libro (¿existe la media naranja? ¿solo una?¿dónde la(s) encuentro?).

El: Una obra coral para estrenarse en las librerías es en un doble salto mortal con giro en el aire, ¿no crees?

CM: Supongo que sí, aunque tampoco me había parado a pensarlo mucho. La gente que lo ha leído me dice que es complicado, que hay que prestar atención al eje temporal y a los personajes y creo que eso es bueno. No me gustaría que mis palabras fueran de esas que puedes “escanear” con la mirada porque te permiten ir muy rápido. De todas maneras, me encantan las historias corales, tanto en cine como en literatura, así que supongo que era la transición natural que podía esperarse de mí entre los relatos cortos y mi primera novela.

El: ¿Te identificas con alguno de tus personajes? ¿Por qué?

CM: Me identifico con todos en mayor o menor medida porque, como dije en la presentación, no hay nada que aparezca en el libro que no haya vivido yo directa o indirectamente. Es ficción, pero los sentimientos y reflexiones de mis personajes son verosímiles; son reales.

El: Luis tiene una vinculación con una experiencia vital en Australia, Eva con Londres, Ana vuelve a sus orígenes en el País Vasco… ¿somos una generación viajera/inquieta? ¿Queremos conocer mundo… o sencillamente somos culos de mal asiento?

CM: Jaja, muy buena pregunta. Tampoco lo había pensado, pero la verdad es que creo que sí, que somos una generación viajera e inquieta, cada vez más. Todavía no somos mayoría, pero ya no me resulta sorprendente enterarme de que gente que tenía cero vocación por el extranjero ha decidido hacerse un Interrail en verano, irse de Erasmus o marcharse de puente con Ryanair a vete a saber dónde. Creo que es increíblemente positivo para toda la sociedad que las nuevas generaciones vengan predispuestas a conocer “lo ajeno”. Aunque luego seamos animales de costumbres (sobre todo los españoles) y nos resistamos más a movernos a largo plazo. En ese sentido creo que no, no somos culos de mal asiento (en general, ¡yo particularmente tengo claro que sí!), más bien al contrario: ¿mover mi culo de esta silla? Ni hablar…

El: Hay una sensación generalizada de que Occidente está malcriando a sus generaciones jóvenes y que la serie “40 is the new 20” tiene fundamento: seguimos estancados en las mismas preocupaciones que a los veinte: ligar, emborracharnos quizá, salir de marcha… y evitar las responsabilidades. Sin embargo Luis lucha por tener su negocio, Ana funda el suyo, Eva apuesta por su maternidad… ¿Has querido decir algo con esta asunción de obligaciones de tus personajes?

CM:Nunca he visto esa serie, pero la idea de que las generaciones jóvenes están malcriadas me parece tremendamente injusta. Hace poco, tomando algo con un amigo treintañero, comentamos que la mayor parte de nuestras quintas aún no sabe(mos) qué hacer con su(nuestras) vida. Creo que esta es una tendencia cada vez más generalizada e inevitable. Mi generación y las cercanas a ellas hemos nacido en democracia y disfrutado, hasta ahora, de una coyuntura económica muy favorable. Tenemos estudios, idiomas, capacidad y ganas, se supone que lo tenemos todo y que podemos con todo. Y luego llega Paco con las rebajas y vemos que ni conseguimos el trabajo que queremos o ni siquiera nos llena como esperábamos que lo hiciera. Nos sentimos estafados de alguna manera y eso nos pierde. Antes no había tiempo para pensar tanto ni mucho menos para exigir tanto a la vida. Pero, ¿y ahora? No es una cuestión de asumir responsabilidades, sino de encontrar tu propio camino sin renunciar a tus sueños y a ti mismo en el proceso…

El: La única pareja que se casa en la obra lo hace por las razones equivocadas y el matrimonio sale mal…

CM: Efectivamente. Los personajes se lanzan a la piscina porque sienten que es lo mejor que pueden hacer. Realmente no lo piensan, más bien llevan dentro eso de “las convenciones sociales” y son incapaces de ver más allá. Hoy en día esto no debería ser así, tenemos tiempo, fórmulas y respuestas casi personales para cada situación y, sin embargo, hay quien sigue tropezando con la misma piedra. Uno debería casarse por amor, no porque crea que el matrimonio es la solución a sus problemas personales…

El: ¿Qué sientes al haber quedado finalista de un premio relacionado con la homosexualidad con una obra por la que esa condición pasa discretamente?

CM: Sorprendida y mis amigos y conocidos todavía más, jeje.

El: Una recomendación literaria para nuestros lectores… además de Medias naranjas, claro.

CM: Acabo de terminar hace un par de días Suite francesa, de Irène Nemirovsky. Un retrato de la Francia ocupada simplemente genial.

FOTOGRAFÍA POR ASUN ROBLES.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.