Cultura

Hormiguero. Magrit Kafka. Ediciones Nadir. 2009.

Hormiguero. Magrit Kafka.

Hormiguero. Magrit Kafka.

“Ahora, en otoño, es hora de rendir cuentas y demostrar qué han hecho y cómo han obrado para mayor gloria de Dios, por eso muestran sus grandes frutos maduros: pesadas peras limoneras, manzanas rojas y redondas que apenas aguantan colgadas del pedúnculo, y el jardín de convento de monjas se llena de ese aroma especial que se parece a todo menos al olor acre y pudoroso del incienso”.

“La ciencia terrenal es a menudo el laberinto de Satanás”.

“-¿No desea ya la salvación, la compañía de los santos? ¿No anhela ver a Dios?

Ach, todavía no, todavía no -exclamó y agitó más rápidamente su cabecita-. ¿Para qué tanta prisa? -balcuceó-. ¿Para qué tanta prisa? Die Ewigkeit dauert ohne den ewig…Eso fue todo lo que había quedado grabado en esa alma centenaria después de miles de misas, días de ayuno y rosarios. <<La eternidad, de todos modos, es eterna. ¿Para qué tanta prisa? Si hace un sol estupendo>>”.

Lo maravilloso de la diversidad cultural no es sólo la innegable riqueza que nos aporta (en compensación quizá por la dificultad de entendimiento que la Torre de Babel produjo entre los hombres) sino la grandeza de observar que ciertos tipos y arquetipos subyacen en todas (o en muchas de) las Literaturas y las culturas.

El final del siglo diecinueve, y el comienzo del veinte, con el período de entreguerras y la Gran Depresión incluidos, dieron al mundo una gran cantidad de autores de calidad que fueron engullidos por los acontecimientos mundiales de cambio y desolación bélica sin precendentes, quedando sólo para consumo y recuerdo de unas minoría “intelectualoides” o propensas a las rarezas bibliófilas. Afortunadamente editoriales como Nadir se dedican a rescatar pequeñas joyas olvidadas o no transmitidas en nuestra lengua, como es el caso de la novela que me ocupa.

La situación de los conventos rumanos (y seguramente se podría decir europeos) empezaba a dar un giro: las instituciones de religiosas buscaban financiación y medios de subsistencia como la educación de jóvenes medio-burguesas y de novicias que aseguraran el futuro de la comunidad. En este ambiente de cambios se cruzan y chocan las preocupaciones por respetar las tradiciones y formas antiguas y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, aunque esto suponga “materializarse”, involucrarse en la educación superior, generar fuentes de riqueza ajenas a la antigua recaudación y poder basadas en la posesión de tierras de la Iglesia en general.

En este marco se dan cita diversas personalidades y formas de pensamiento que, en cualquier caso, están marcadas por el día a día de rutinas y salmodias que se repiten con precisión casi matemática y que se limitan a los muros del convento en muchos de los casos de monjas e internas. Ese aislamiento intelectual y físico provoca comportamientos, querencias y rechazos muy virulentos pues se trata de una sociedad prácticamente endogámica, con sus pequeñas rencillas y enfrentamientos, pero también con sus enamoramientos platónicos y con tintes enfermizos. Y resulta sorprendente la libertad con la que la autora da cuenta estas obsesiones de ciertas internas con alguna hermanas cuya belleza es resaltada por las tocas; o de esas relaciones especiales entre las propias monjas. Magrit Kafka no se dedica, como probablemente sería hoy la tendencia, a describir situaciones morbosas o sexuales, sino fijamientos psicológicos con sus consecuencias en la vida diaria del convento. Y en ese reflejo de personalidades y actitudes, en esos patrones de comportamiento encuentra prototipos que se repetirían en cualquier lugar y momento.

Frente a esa sociedad cerrada están las alumnas que, aunque internas, tienen una vida fuera y unos deseos de continuar un futuro seglar, con sus pequeñas vanidades, peinados, vestidos, cuchicheos, anhelos mundanos y confabulaciones para que los amores laicos triunfen y terminen en noviazgos y matrimonios. Dos mundos retratados con pericia de observadora ejemplar, que conviven en los mismos espacios pero son paralelos, y cuando se acercan, como los imanes (si a dos líneas paralelas les fuera posible acercarse), se repelen, o generan chispas de incomprensión.

El crucial momento de la enfermedad y fallecimiento de la Madre Superiora y la consiguiente necesidad de elegir sucesora son los escogidos para mostrarnos este universo cerrado de claustros, clases, oraciones, misas y pequeños secretos que, en tan pequeños lindes, generan ecos desproporcionados.

Una novela minuciosa y bella.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.