Cultura

Una carta sin remite

Sólo una carta sin remite. Ni un adiós, ni un hasta luego, ni un te quiero. Regresé y ya no estabas. Te habías ido, para siempre, decías en tu carta, para siempre, palpitaba mi corazón. Nunca te volvería a ver y eso me dolía, muy dentro, en lo más profundo de mis entrañas.

¿Qué hice mal? Nunca me lo dijiste. Tan callado, tan ajeno a la realidad, tan tuyo, tan poco mío, me dabas las migajas de tu corazón, pero me bastaban, me conformaba con tenerte a mi lado, aunque sabía que nunca estabas allí, junto a mí.

Estabas lejos. En las historias que plasmabas en tus relatos, en los mundos que diseñabas en tu imaginación, en el recuerdo de algún personaje ajado por el tiempo, pero sentía tu presencia junto a mí, vacía, pero presencia al fin y al cabo.

La casa está en silencio. No se oyen las teclas del ordenador al ser golpeadas por tus dedos. Sabina ya no suena en los altavoces. El gato, triste por tu ausencia, ronronea en silencio angustiado por la soledad, como yo.

Miro por la ventana fingiendo que aguardo tu llegada, pero no llegas, no quieres llegar. Te fuiste por nuestro bien, dices en la carta, será el tuyo, no el mío, yo te quería aquí, a mi lado, no en un lugar desconocido, no alejado de mí. Dices que no es por mi culpa, pero es difícil de digerir, porque eres tú el que se ha ido.

Sólo una carta sin remite, poco bagaje para diez años de amor.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.