Sociopolítica

Lejos de amedrentarme, esto me proyecta con más fuerza.

Señor director:

Le agradezco infinitamente vuestra deferencia y espacio virtual y más aun, el hecho de poder adentrarme tímidamente en el mundo del periodismo.

Soy un escritor de cuentos y poesías, por tal razón navego en aguas tranquilas y solo agitadas por mi imaginación.

Pero al darme la oportunidad de publicar notas y opiniones sobre temas diversos con libre albedrio, me introduje en el mundo real y allí pude comprender la labor de los periodistas.

De solo pensar las peripecias y los enconos que sufrirá el que investigue casos de  violencia o de corrupción , su incursión en ese espacio y las consecuencias que le traerá dicha nota, ha formado en mi un gran respeto por estos arriesgados profesionales  a los que muchas veces no valoramos las magnitudes de sus acciones.

Como corolario a este reconocimiento, redacte de forma somera mis peripecias para obtener la información sobre la escuela técnica. Mi insistencia para la creación de un texto inofensivo me trajo un sinnúmero de inconvenientes y elucubraciones varias de las personas que conocían los pormenores, los que en vez de acompañar a mi labor, pusieron trabas.

“Si aquella Exposición Tecnológica hubiese sido dada a conoce por los medios habituales, habría ido como espectador anónimo. Pero como solo las conocían los expositores me tuvo que invito una alumna del grupo a través del chat, la que además habíamos intercambiado números de celulares días antes.

Fui a la siesta, a la hora que ella me había señalado,  nos presentamos pues fue la única vez que nos vimos. Seguidamente entregue el profesor mi tarjeta y solicite que verifiquen mi identidad a través de Internet. Lo hizo con prontitud y explique mi interés en hacer la nota. Saque varias fotos, recibí información verbal pues no tenían folletos. Luego debían enviarme un resumen por mail y  esa labor la haría la que me invito; al salir del salón tome otras fotos del espacio exterior. Fue el día viernes 11 de junio de 2010 alrededor de la hora 3 p.m.

Como no recibí nada ese, alegue cansancio.

El sábado preocupado por mi amiga que no respondía le envié dos mensajes a su celular.

El domingo aun sin noticias la llame y me atendió sus mamá, a la que me presente con nombre y apellido y deje mi solicitud.

No recibí nada.

Como no conseguía el número del teléfono del Colegio se lo solicite a Centro de Gestión de Casa de Gobierno y me envió la lista completa de las escuelas técnicas de la provincia del Chaco, pero llego el martes.

El  lunes me  brindo el número la empresa prestadora del servicio telefónico y llame al colegio.

Me pidieron que como no estaban al tanto de la información, que repregunte a los 15 minutos lo que volví a llamar.

Solicite hablar con el profesor y me dijeron que había tomado licencia, le solicite la lista de los que participaron en la presentación y  invocaron que no podían darme información de los alumnos. El tono del dialogo ya fue distinto, gélido. Mi conexión amigable, mostro su temor y desapareció.

Comprendo que existen degenerados sueltos.

No puedo opinar sobre los accionares delictivos de esos sujetos, porque no conozco sus métodos, quizás ellos también dan sus nombres verdaderos y entregan tarjetas personales.

Es buena la prevención, pero cuando se convierte en la fijación de una idea por la que se sienten perseguidos constantemente más allá del sentido común, es peor que el origen del temor.

Gracias por este espacio y por permitirme reconocer que el verdadero periodismo puede llegar a ser una actividad de alto riesgo.

Lo saludo con mi mayor cordialidad y respeto.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.